La violencia en México dejó su huella de sangre en el proceso electoral, informó la Agencia Reforma.
Desde el periodo de precampañas, a inicio de año, hasta una semana después de las votaciones del domingo, se registraron al menos 28 asesinatos relacionados con los comicios.
El primer incidente se dio el 19 de febrero, cuando fue asesinado en Tlaxiaco, Oaxaca, el precandidato del PRD a diputado federal Carlos Martínez.
En tanto, el incidente más reciente ocurrió este sábado: Mario Caldera Nungaray, presidente de sección del PRI, en Chihuahua, fue levantado el miércoles por un grupo criminal y encontrado ayer en un tramo carretero.
Tan sólo el domingo de las elecciones, que para algunos fue una “fiesta cívica”, tres personas murieron.
Una de las víctimas fue el estudiante Antonio Vivar Díaz, quien murió en Tlapa, Guerrero, por un balazo de la Policía Federal durante un operativo de la corporación para liberar a agentes retenidos por pobladores.
En el segundo incidente, el ex Edil de San Miguel Chimalapa, Oaxaca, José Alfredo Jiménez, fue baleado cuando iba a votar en el Palacio Municipal.
En otro hecho, un operador priista de nombre Carlos García también recibió un disparo en una casilla del Municipio de Libres, Puebla.
La violencia no respetó ideologías políticas: lo mismo perdieron la vida el candidato del PRI a la Alcaldía de Chilapa, Guerrero, que el ex autodefensa y candidato de Morena a Edil de Yurécuaro, Michoacán.
Además, la violencia llegó hasta gente cercana a los comités de los partidos, como el caso del coordinador de campaña de la candidata del PRI a diputada local en Azcapotzalco, Aida Beltrán, y hasta militantes, como un joven de 18 años que falleció en Peto, Yucatán, durante el cierre de campañas del PAN.
Sandra Ley, especialista en política social y violencia criminal, que ha estudiado el impacto de la violencia en elecciones de Latinoamérica y México, consideró que la violencia aumentó este año, aunque no únicamente por el crimen organizado.
“En esta ocasión lo que tenemos es una mezcla de más cosas, no sólo por el crimen organizado, sino por la violencia a nivel local por no lograr consensos por grupos que se movilizan, entonces sí, más violentas, pero tendría cuidado de decir que por el crimen organizado”, consideró.
La académica de la Universidad de Notre Dame destacó que se debe diferenciar si los asesinatos se dieron por el crimen organizado, pugnas partidistas o conflictos sociales, para poder atender cada uno de estos fenómenos de manera adecuada.
“Si queremos aislar la parte del crimen, que es a la que yo me he enfocado, diría que seguimos esta tendencia a la alza, pero juntamos los tres fenómenos, el crimen organizado, los conflictos sociales y las pugnas partidistas, pues entonces sí estamos viendo unos comicios más violentos”.
Edna Jaime, directora de la organización México Evalúa, lamentó que en este proceso electoral no se haya hecho nada para prevenir la violencia.
“Desde que se disparó el problema de la violencia en el País, cada elección ha tenido un saldo de muertes importante. Sí creo que este fue un año donde la violencia se presentó con más intensidad”, consideró.
“La violencia es un recurso utilizado para intimidar, porque la intimidación es fundamental para tener el control de territorios y el aparato estatal”.