En México hay nueve millones de personas sin acceso hídrico y 13 que reciben el insumo contaminado, según la Coalición de Organizaciones Mexicanas por el Derecho del Agua. Para resolver este problema, Edgar Rodríguez González, estudiante de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM, ideó un sistema para abastecer este recurso a quien más lo necesita.
Funciona al condensar líquido del aire y actúa a través de una placa metálica expuesta al Sol, que se calienta junto con el viento circundante, genera una corriente que pasa por un filtro, extrae la humedad y proporciona agua potable.
“Mi idea es llevarla a comunidades rurales o a zonas sin disponibilidad de este bien”, precisó el joven, uno de los 10 ganadores del concurso TR35 convocado por el Massachusetts Institute of Technology (MIT), en el que compitió ante aproximadamente mil contendientes.
Igualmente, el año pasado fue uno de los triunfadores en innovación Falling Walls Lab en Berlín, Alemania, donde se evaluaron 36 iniciativas y tuvo la oportunidad de exponer la suya en la capital germana.
El diseño es austero y se compone por una placa metálica como las usadas para techos en los tendederos, algunos perfiles metálicos, un techo plástico (usado en los invernaderos), una chimenea pequeña y un filtro coalescente, explicó.
Se trata de un prototipo de tres por tres metros que, en condiciones ideales (100 por ciento de humedad y buena radiación solar), produce hasta 100 litros de agua al día. El mecanismo tiene un costo de seis mil pesos, pero si se logra una producción mayor su precio bajaría. Además, es sustentable, porque no utiliza energía eléctrica.
Tampoco exige mantenimiento y es de alta confianza porque carece de estructuras mecánicas o eléctricas complejas. Cada tres años se debe renovar su tamiz y los plásticos. Podría funcionar en ciudades, aunque para determinarlo antes es preciso realizar algunas pruebas sobre la calidad del aire.
Retos
“Demoré año y medio en su creación y enfrenté diversas complicaciones, pues no existe mucha información sobre la parte del sistema coalescente. Se trata de un área de investigación poco explorada y en ese punto me tardé en encontrar la información para desarrollarlo”, dijo.
Por otro lado, “realizar la simulación numérica fue complejo, porque no sabía de eso. Aprendí de manera autodidacta qué programas usar para lograr un aproximamiento de cómo se comportaría la placa”, agregó.
Por tratarse de un proyecto complejo, el universitario solicitó la asesoría de profesores de la FI como Esteban Barrios y Adrián Espinoza, también visitó el Instituto de Investigaciones en Materiales y la Facultad de Química.
“El planteamiento es integral y resultó demandante. Con el tiempo lo he mejorado; no obstante, falta mucho por trabajar. Al terminar la carrera busco fundar mi propia empresa y llevar estos generadores no sólo a México, sino exportarlos a todo el mundo”, concluyó.