Los sistemas de pensiones del país, el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), así como los de estados, municipios y universidades públicas, deben reformarse de manera integral, a fondo, o de lo contrario a partir de 2021 millones de mexicanos mayores de 60 años estarán condenados a una vejez de pobreza, con ingresos insuficientes de apenas una tercera parte de su último salario.
Así lo ve Carlos Ramírez Fuentes, presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), quien advierte: no actuar supone condenar a una generación de futuros pensionados a tener una pensión más baja. Añade: mi intención nunca ha sido alarmar ni exagerar; ahí están los números, yo me remito a los números; mi tarea es técnica, no soy político. Mi papel en la Consar es trabajar para el fortalecimiento del sistema, pero también advertir sobre lo que se viene, pues ya los síntomas son muy evidentes.
–Entonces, ¿el riesgo es una población de adultos mayores pobre? –se le pregunta en entrevista con La Jornada.
–Sí claro, por supuesto.
–¿Cuánto tiempo tenemos?
–Cada día que pasa ya vamos tarde, eso es un hecho.
Añade que se van a seguir destinando los recursos de parte de la Federación para el pago de pensiones. La pregunta es si eso es justo, equitativo, si contribuye a la equidad del país y si realmente es sostenible que se estén sacrificando recursos para otros propósitos y destinándolos a este rubro, que es el rubro del presupuesto que crece más rápido, más que salud, educación, infraestructura, pobreza, y lo va a seguir haciendo. Entonces, no actuar eventualmente supone que más recursos se van a tener que destinar al pago de pensiones de beneficio definido, y entonces el asunto seguirá consumiendo recursos valiosos que se podrían destinar para otros propósitos… Se estima que el presupuesto 2017 va a tener un gasto pensionario del mismo tamaño que todo el gasto de inversión física del gobierno federal, vamos a llegar a un punto donde el gasto va a ser del mismo tamaño que todo el gasto de infraestructura del gobierno federal.
La situación es general, dice. Es el caso de las universidades públicas, que “tienen una problemática enorme con sus sistemas de reparto y las consecuencias que están teniendo para la educación superior del país, porque cada peso que se va en pagar pensiones representa un peso menos para las aulas.
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Mi intención no es alarmar, soy técnico, no político, dice Carlos Ramírez, presidente de la Consar. Aquí, en imagen de archivoFoto María Meléndrez Parada
También tenemos el problema de los sistemas de pensiones no contributivos, que son estos programas de apoyo a adultos mayores. Podrían estar mucho mejor diseñados para su propósito social. Para empezar, tenemos duplicados los beneficios a nivel federal, y en 13 entidades de la República los beneficiarios cobran en los dos programas, y esa es una mala idea. Por supuesto, apoyar a los adultos mayores me parece fundamental. Sin embargo, el problema es el diseño, y estos programas tienen el problema presupuestal, porque vamos a una ruta clara de envejecimiento poblacional que se va a acelerar a partir de 2030, y el asunto es que con estos programas de adultos mayores, muchos mal diseñados, va a crecer la factura de manera muy importante y va a limitar el gasto de los estados de manera muy significativa.
–¿Cuándo va a ser más visible esa problemática?
–Primero, cuando empiecen a retirarse los primeros aforados (trabajadores con una administradora de fondos para el retiro), que va a ser a partir de 2021. A partir de ese año pueden empezar a retirarse los trabajadores con Afore, porque cumplirán el requisito de mil 250 semanas de cotización, 24 años de servicio. Entonces vamos a pensar en una persona que empieza a trabajar a los 36 años por primera vez en su vida: en 1997 se le inscribió en una Afore y lleva 24 años trabajando y cumple 60 años, entonces ya se puede retirar. Pero no le va a convenir retirarse, porque no va a tener suficiente dinero en su cuenta de Afore. Digamos que 2021 es un año emblemático, si bien la generación de Afore se va a retirar de manera masiva a partir de 2030.
Entonces, seguir posponiendo esto, conforme avance el tiempo, el problema se va a hacer cada vez más grande y el no actuar hoy supone que cuando se decida actuar se van a tener que tomar medidas más drásticas. El temor duro, en lo particular, es que está creciendo el problema y no estamos tomando decisiones. Pero eso no supone que estamos cruzados de brazos; llevamos tres años haciendo muchas cosas en todos los frentes: educativo, financiero, operativo, educación financiera, comunicación, ahorro voluntario, cobertura, pero no va a ser suficiente, lo digo con toda claridad: todo lo que estamos haciendo no va a ser suficiente.
Fuente: La Jornada