Las fuerzas militares mexicanas son ‘‘excepcionalmente eficientes’’ para matar, con ‘‘tasas extraordinarias’’ en el número de muertes en enfrentamientos con sus enemigos, lo que indica ‘‘algo más ominoso’’: un alto número de ejecuciones sumarias en un contexto donde prevalece la impunidad por abusos de derechos humanos, reportó hoy el diario The New York Times.
Expertos consultados por el rotativo dicen que la ‘‘tasa de matanza’’ en México es excepcional en el mundo. En diversos tipos de combate entre grupos armados aproximadamente cuatro personas resultan heridas por cada persona muerta, según una evaluación de guerras desde fines de los 70, realizada por el Comité Internacional de la Cruz Roja, ‘‘pero el conteo de cuerpos en México es lo opuesto, según cifras del propio gobierno.
‘‘El Ejército Mexicano mata ocho enemigos por cada uno que queda herido’’, reporta el Times. Por lo que hace a la Marina, el número es mucho mayor: aproximadamente 30 combatientes muertos por cada uno que queda herido.
En las guerras modernas los combatientes hieren a sus enemigos mucho más frecuentemente, ‘‘pero en México ocurre lo contrario’’. Mueren más.
Aunque las autoridades mexicanas explicaron al diario que sus soldados están mejor adiestrados y son más hábiles que los cárteles que combaten, expertos sostienen que la explicación es otra. ‘‘Son ejecuciones sumarias’’, afirmó Paul Chevigny, profesor jubilado de la Universidad de Nueva York, que fue pionero en los estudios de letalidad entre fuerzas armadas.
Las estadísticas oficiales, las cuales dejaron de publicarse en 2014, ofrecen un vistazo sobre el papel de las fuerzas armadas en la guerra contra el crimen organizado, señalan los reporteros, incluyendo indicaciones de un incremento en abusos de derechos humanos.
Sin embargo, la impunidad ha prevalecido en torno a los militares ‘‘y poco se ha hecho para investigar las miles de acusaciones de tortura, desapariciones forzadas y asesinatos extrajudiciales que se han incrementado desde que Felipe Calderón inició la guerra contra las drogas en México, hace una década’’.
El Times señala que de las 4 mil denuncias de tortura que han sido evaluadas por la Procuraduría General de la República (PGR) desde 2006, sólo 15 han resultado en condenas. ‘‘No sólo está generalizada la tortura en México, sino también está rodeada por la impunidad’’, afirma al rotativo Juan Méndez, relator especial de Naciones Unidas sobre Tortura. ‘‘Si el gobierno sabe que es frecuente y aun así no se logra la fiscalización, y las instancias que fiscalizan usualmente no llegan a nada, la culpa está en el Estado’’.
El rotativo reporta que unas 3 mil personas fueron muertas por militares entre 2007 y 2012, plazo en el que perecieron 158 soldados. Agrega que algunos consideran estas muertes como parte de un pragmatismo: los soldados matan a sus enemigos porque no pueden depender del sistema judicial.
El reportaje señala que las críticas al gobierno se han incrementado en semanas recientes, incluyendo el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que condena la violación de garantías en México, el video de un soldado golpeando a una mujer, el caso de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala en 2014, y la negativa de los militares a entrevistarse con expertos internacionales.
El reportaje también aborda el caso Tlatlaya, del cual informa que tres de los soldados implicados en esa matanza fueron exculpados la semana pasada, sumándose a cuatro anteriores.
El gobierno mexicano reitera que toma muy en serio todo abuso a los derechos humanos, y que ‘‘casos aislados’’ no reflejan la situación general en el país. Pero el diario señala que aunque el número de denuncias por tortura contra el Ejército se ha reducido desde 2011, ‘‘la letalidad de sus enfrentamientos no declinó’’, según datos emitidos hasta principios de 2014.
Sin esos datos, que el Ejército dejó de publicar hace dos años, expertos afirman que es difícil saber qué tan violenta es la llamada ‘‘guerra’’ contra el crimen organizado.
La impunidad, señala el New York Times, continúa a pesar de la creciente relación con las fuerzas armadas estadunidenses a través de ejercicios, capacitación y ventas de equipo militar, incluyendo la venta, aprobada hace dos años, de helicópteros Black Hawk, que podría llegar a sumar un costo de más de mil millones a lo largo de 25 años.
Todo esto supuestamente, tiene el objetivo “de mejorar el profesionalismo y, por extensión, el registro de derechos humanos de las fuerzas militares mexicanas’’, reporta.
Sin embargo, las noticias desde México continúan provocando dudas en el Congreso de Estados Unidos. ‘‘Toda la capacitación en el mundo no funcionará si no tienes gente hasta arriba que crea en la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas’’, comentó el senador demócrata Patrick Leahy a The New York Times.
Fuente: La Jornada