El verdadero motivo del ataque perpetrado la noche del 26 de septiembre de 2014 por policías de Iguala coludidos con narcotraficantes no fueron los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, sino un autobús en el que viajaban el cual, al parecer, contenía un cargamento de droga, publica The Guardian con base a la evidencia reunida por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (GIEI-CIDH).
“La especulación se ha centrado en la teoría de que los estudiantes se apoderaron sin querer de un vehículo que transportaba un cargamento oculto de heroína o dinero, el cual fue cazado por los policías corruptos que fueron enviados para recuperarlo”, dice el diario británico. En el mismo sentido, la agencia alemana dpa publica que “aquel día la acción de los normalistas de Ayotzinapa podría haber interferido con el transporte de un cargamento de estupefacientes en uno de los vehículos desde el municipio de Iguala, donde fueron atacados por policías aliados con una organización criminal”.
Carlos Beristain, del Grupo de Expertos de la CIDH dijo a The Guardian que “la hipótesis de que los estudiantes fueron confundidos con una banda rival ha sido completamente descartada”, por el contrario refirió que “la hipótesis sobre el [quinto] autobús es fuerte. Hay elementos que apuntan a la misma, y esto podría explicar el modus operandi de esa noche”, cita Sin Embargo.
Los expertos, dice el reconocido medio británico, también dicen que no hay nada que indique que nadie, ni siquiera Guerreros Unidos, estaba particularmente preocupado acerca de la presencia de los estudiantes en Iguala hasta que trataron de salir de la ciudad. “Para entonces tenían tres autobuses más en su cargo”, dice.
“El informe ha centrado su atención en uno de estos vehículos adicionales, el llamado ‘quinto autobús’. Al reconstruir la evidencia fragmentada en las primeras etapas de la investigación oficial referente al autobús, los expertos concluyeron que el ‘quinto autobús” es el único que fue detenido por la policía federal, en lugar de ser baleado por la policía municipal”, escribe el periodista Jo Tuckman en The Guardian.
Y precisa: “fue también, dicen [los expertos], el único de los autobuses, donde a los estudiantes se les ordenó salir a punta de pistola, pero en realidad no fue atacado, y el único que fue conducido fuera de la escena. Después de eso el ‘quinto autobus’ simplemente desaparece del expediente del caso, sin una explicación”.
“No estamos haciendo juicios y no estamos especulando. Estamos lidiando sólo con la evidencia que ha producido una verdad incómoda”, dijo Beristain. En tanto The Guardian insiste en la hipótesis de que el autobús pudo haber tenido oculto un valioso cargamento la cual se basa en el hecho de que las montañas más allá Iguala son una de las principales áreas de producción de amapola en México.
La agencia dpa destaca este día en un amplio reportaje la nueva hipótesis que arroja el quinto autobús sobre lo ocurrido la noche de Iguala. “Un autobús nunca antes mencionado y un supuesto cargamento de droga son las claves con las que un grupo de expertos independientes formularon una nueva hipótesis sobre el móvil de la desaparición de 43 estudiantes en el sur de México, después de seis meses de investigar el caso”, refiere la agencia alemana.
Refiere que el informe final presentado por el GIEI-CIDH “no sólo tumbó la versión oficial al decir que los jóvenes no fueron incinerados en un basurero, sino que también reveló la existencia de un quinto bus del que la Fiscalía [PGR] no dio cuenta en su expediente y que, para ellos, podría ser una pieza clave en la investigación”.
“Pero, ¿qué tienen que ver los buses en el tema? El 26 de septiembre del año pasado, los estudiantes de la escuela normal ‘Raúl Isidro Burgos’ de Ayotzinapa, un poblado en el estado sureño de Guerrero, interceptaron unos autobuses a fin de acudir a una manifestación en la Ciudad de México. La toma de autobuses, de acuerdo con los estudiantes y el grupo de expertos, es una práctica extendida entre los normalistas. Para los expertos de la CIDH, aquel día la acción de los normalistas de Ayotzinapa podría haber interferido con el transporte de un cargamento de estupefacientes”, detalla dpa.
Recuerda que el Grupo de Expertos dio cuenta de que el quinto autobús “fue el único que no fue atacado violentamente” aquella noche, además de los testimonios contradictorios del chofer y que éstos no concordaban con los de los normalistas que iban en ese vehículo.
Las declaraciones del chofer también difieren con la hoja de ruta del bus. Otra irregularidad que fue denunciada por los expertos es que luego de pedir información sobre el vehículo, se les mostró un autobús que no concordaba con las especificaciones de los estudiantes.
“Todas esas inconsistencias y contradicciones evidentes muestran la sospecha de que bajo esas circunstancias se esconden aspectos importantes a considerar. Y que estos pueden tener que ver con el modus operandi y la motivación de la agresión”, señala dpa al citar el informe del GIEI.
“Según las informaciones recogidas, Iguala es un lugar de tráfico de heroína muy importante y, según la información pública, una parte de ese tráfico se haría mediante el uso de algunos autobuses que esconden dicha droga de forma camuflada”, sostuvieron los expertos, por lo que consideraron que la toma de vehículos “podría haberse cruzado con dicha existencia de drogas ilícitas (o dinero) en uno de los autobuses, específicamente en ese autobús”.
De acuerdo con un informe publicado por DEA en 2014, el cártel Guerreros Unidos, que opera en Iguala, es el responsable de operar una red para el tráfico de heroína y cocaína, drogas que se envían a Estados Unidos.
Para los peritos, dice dpa, quedó claro que la noche del 26 de septiembre el “patrón de actuación” por parte de los policías durante la persecución a los normalistas tenía la intención de “no dejar salir los buses de Iguala” y “acabar con cualquier posibilidad de huida”.
Sin Embargo