La economía mexicana lleva rato desacelerando y ahora ha comenzado un vuelo bajo hacia la tormenta perfecta. Esta semana los especialistas consultados por el Banco de México (Banxico) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) lo alertaron. Ante un “freno” en el consumo privado y un “desempeño débil” de la inversión y la demanda externa, el único paracaídas del país sería la industria nacional y un crecimiento más sólido de Estados Unidos, su principal comprador, dijeron analistas.
Sin embargo, la ola de proteccionismo que se ha dado ante “la desesperación”, porque la economía mundial no ha logrado recuperarse desde la crisis de 2008-2009, cortaría los hilos de ese exclusivo sostén, alertaron. El aterrizaje sería devastador o prolongaría el estancamiento.
“Lo que seguía sosteniéndonos era el consumo interno. Su crecimiento no se ha desacelerado, pero su ritmo no es muy sostenible como para pensar que seguirá creciendo igual. Toda su expansión del semestre anterior no la está sosteniendo una buena expectativa de inversión y producción. La gente se preocupa porque no ve mejoras económicas, entonces comienza a ser un poco más cauta en su decisión de consumo. Empiezan a verse ciertas señales de que el consumo se está apagando y posiblemente eso se intensifique para el último trimestre del año”, expuso Jorge Gordillo Arias, analista económico del grupo financiero CI Banco.
El consumo privado en el mercado interior aumentó un 0.13 por ciento durante julio en comparación con el 0.93 por ciento de junio. En su balance anual avanzó 3.9 por ciento, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El analista económico Alejandro Villagómez afirmó que el consumo privado todavía está creciendo y es el principal motor de la economía. Pero ha comenzado a desacelerar “por los bajos niveles de ingreso”.
Ante una caída en la perspectiva de los mexicanos sobre su situación económica actual y futura, así como su posibilidad para adquirir ciertos bienes, el Índice de Confianza del Consumidor registró en agosto una disminución mensual de 1.6 por ciento y de 4 por ciento anual.
El analista de CI Banco agregó que lo que urge es que se levante la industria y la demanda externa una vez que la recuperación de Estados Unidos se refleje en la demanda hacia México. Esto por lo menos permitiría “seguir creciendo en niveles de 2 por ciento”. El experto reconoció que con un repunte en la industria, el consumo interno “no despegaría, pero compensaría su posible desaceleración” porque esa variable normalmente tarda un poco en reaccionar.
Pero la inversión y la demanda externa, fuentes de ingresos, también se están tambaleando.
Durante el segundo trimestre de 2016, la inversión privada fue de 18.7 por ciento del PIB, y la pública de un 3.8 por ciento, de acuerdo con México, ¿Cómo Vamos? La Inversión Fija Bruta, que representa los gastos realizados en maquinaria y equipo de origen nacional e importado, así como los de construcción, presentó una disminución mensual de 1.2 por ciento en julio. En su comparación anual fue de un 1.7 por ciento, su cuarta baja consecutiva.
De acuerdo con ambos economistas consultados, los inversionistas han detenido sus inyecciones de capital en el país por los ajustes al gasto público “y el 2017 va a ser igual”. También, dijeron, por el contexto de incertidumbre actual generada por los resultados de las elecciones de Estados Unidos, la subida en la tasa de interés de ese país y por la caída en los precios del petróleo.
“El contexto actual de mucha incertidumbre por los temas externos, así como la percepción de que se deterioraron muy rápido los fundamentos de la economía en cuanto a finanzas públicas y la deuda. Eso inmediatamente pega a la confianza del inversionista; los detienen y se esperan a ver si gana Trump”, determinó Gordillo Arias.
“Al Gobierno no le queda otra más que seguir tratando de recobrar la confianza de los inversionistas de aquí al próximo año y correr con suerte de que los temas externos se corrijan”, añadió.
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