El Gobierno federal aseguró el pasado 13 de septiembre que la tasa de homicidios del año pasado fue la más baja desde 2008, se contabilizaron 16 homicidios por cada 100 mil habitantes en el país, lo cual representa una caída del 27 por ciento con respecto a 2012, sin embargo, expertos consultados por la televisora alemana Dolce Welle cuestionaron las cifras que reportó el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), escribió Sin Embargo.
El think tank analizó y comparó datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), así como del SNSP, si bien la curva descendente es la misma, últimamente han constatado mayores discrepancias entre las cifras absolutas reportadas por cada uno de los organismos.
“Hemos observado que se reporta el número de homicidios por averiguación previa [por ejemplo: de fosas] y no por número de cuerpos encontrados”, explicó Patricia de Obeso, representante del Instituto para la Economía y la Paz México (IEP).
La tasa de homicidios por 100 mil habitantes es un indicador internacional utilizado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el que se basó la Secretaría de Gobernación para destacar que 2014 esta tasa fue menor en México a la registrada en otros países latinoamericanos como, por ejemplo, Honduras (90.4), Venezuela (53.7), El Salvador (41.2), Guatemala (39.9) y Colombia (30.8).
Los expertos hablaron de la disminución de los asesinatos a manos de los cárteles que informó el SNSP. “Llama la atención que, de acuerdo con los datos del organismo, hayan disminuido los asesinatos vinculados al crimen organizado”, expusieron los analistas.
De las 19 mil 669 muertes violentas que se registraron el año pasado, 6 mil 803 estuvieron relacionadas con la delincuencia organizada. En 2012, los asesinatos a manos del narco ascendían a 14 mil 859.
La representante del IEP México indicó a la televisora que “una de las hipótesis por la cual esto ha sucedido es porque el crimen organizado ha optado por crímenes de menor perfil como las extorsiones y los secuestros en lugar de los homicidios y el fuego abierto”.
Por su parte, Carlos Zazueta, investigador para México de Amnistía Internacional (AI), señaló a Dolce Welle que “no hay una metodología clara de cómo se decide si un homicidio u otro evento violento está relacionado con el crimen organizado”, y añadió que en general la sociedad civil mexicana es escéptica respecto a las cifras oficiales.
FALLIDA ESTRATEGIA DE EPN
“Es claro que la estrategia del Presidente Enrique Peña Nieto para abordar la violencia en el país no ha dado resultado. La violencia continúa cobrando víctimas en todos los estados”, dijo Zazueta.
En su intervención en el think tank, el investigador criticó en duros términos que los propios agentes de distintos cuerpos policiales sean sospechosos de haber estado involucrados en casos de asesinatos y ejecuciones extrajudiciales, como la masacre de 22 personas en Tlatlaya, Estado de México, ocurrido el 30 de junio de 2014, la ejecución de seis personas en el marco de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa o la masacre de al menos 16 personas en Apatzingán, el 6 de enero de 2015.
“La violencia que el Gobierno debería evitar incluye la desplegada por sus propios agentes del orden”, detalló Carlos Zazueta.
De acuerdo con datos del Instituto para la Economía y la Paz México, en 2014 el impacto de la violencia le costó a los mexicanos el 17 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
“Si hacemos un análisis de costo-beneficio, podemos ver que todo lo que se ha invertido en contener la violencia en los últimos años no ha tenido el impacto deseado”, planteó Obeso.