La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) calcula que el precio del petróleo iniciará una tendencia alcista que lo llevará hasta los 80 dólares… pero hasta 2020. Esto impactaría en las finanzas del Gobierno mexicano de la actual y de la próxima administración debido a que aproximadamente el 37 por ciento de los ingresos son petroleros.
Durante 2015, hubo una reducción importante de los ingresos totales, en particular de los no tributarios, debido a que los ingresos petroleros cayeron en línea con el desplome del precio internacional del petróleo crudo. En los últimos meses, México sustituyó las pérdidas por ingresos petroleros, que pasaron de un tercio del total de ingresos en 2004 a sólo 20.6 por ciento en 2015, con los ingresos tributarios.
Entre enero y septiembre de 2015, los ingresos del sector público aumentaron un 3.4 por ciento en términos reales con respecto al mismo periodo del año anterior; sin embargo esto fue porque los ingresos no petroleros, que representan alrededor de un 80.4 por ciento de los ingresos totales, tuvieron un aumento del 22.4 por ciento, pues la mayor recaudación tributaria permitió compensar la reducción de aproximadamente 36.7 por ciento de los ingresos petroleros observada en el mismo período.
Por lo tanto, aunque el país no es miembro de la OPEP, el valor de sus barriles también ha sido afectado por un mundo inundado de oro negro y alcanzará, según las estimaciones del sindicato petrolero, no sólo la administración de Enrique Peña Nieto sino también la primera mitad del próximo mandato.
Con base en el panorama petrolero mundial, el Gobierno Federal expuso en los Criterios Generales de Política Económica 2016 que el país debe enfrentar un entorno de precios del petróleo bajos en combinación con una plataforma de producción de petróleo en México históricamente baja (2 mil 247 miles de barriles diarios, promedio proyectado para 2016).
En ese contexto, el precio máximo de referencia para la mezcla mexicana de crudo de exportación calculado con base en la fórmula de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaría (LFPRH) es de 54.7 dólares por barril para 2016. No obstante, dada la tendencia observada recientemente y los riesgos que presenta el mercado de crudo en el mediano plazo, se plantea utilizar un precio de 50 dpb para las estimaciones de finanzas públicas. Así los niveles de precio implican una presión importante para las finanzas públicas en 2016.
El jueves el precio del petróleo intermedio de Texas (WTI) subió un 1.60 por ciento hasta situarse en los 38.10 dólares el barril, manteniendo la tendencia al alza aunque con una subida más discreta que la del miércoles. Pese a las subidas de los últimos días, el precio del barril de Texas ha caído un 29 por ciento este año por las preocupaciones de la saturación de distribución global. El barril de crudo Brent concluyó en 37.90 dólares, lo que supone un subida del 1.45 por ciento respecto al cierre de la sesión anterior.
Sin embargo, los analistas prevén que el rebote técnico que vive el mercado pueda revertirse en cualquier momento.
La caída de los precios se ha agudizado desde principios de diciembre, cuando los ministros de la OPEP no pudieron pactar un techo a su oferta conjunta de crudo pese al exceso de producción en el mercado.
Este exceso de oferta petrolera se produce en un momento en el que los países emergentes, especialmente China, han reducido sus previsiones de crecimiento y consumo de energía. Además, se espera que en los próximos meses se levanten las sanciones internacionales contra Irán por su programa nuclear, por lo que podrá aumentar su participación en los mercados de crudo.
Ante esta situación, los analistas de algunos bancos de inversión, como Goldman Sachs, no descartan que la actual oleada bajista pueda hundir la cotización del crudo hasta los 20 dólares.
EFE/Sin Embargo