Un equipo de investigadores del Hospital Monte Sinaí, en Nueva York, Estados Unidos, concluyó que los cambios genéticos asociados a un trauma pueden transmitirse a sus hijos y, posiblemente, a las subsecuentes generaciones.
En artículo de Excélsior, se indica que los científicos compararon la composición genética de un grupo de 32 hombres y mujeres judíos con la de sus hijos. El grupo en estudio había vivido en un campo de concentración o bajo el régimen nazi, destacó en un reportaje la cadena británica BBC.
Los cambios genéticos en estos niños sólo pueden ser atribuidos al hecho de que sus padres estuvieron expuestos al Holocausto”, dijo Rachel Yehuda, siquiatra y líder del proyecto de investigación.
La información se comparó a su vez con la de otras familias judías que no habían vivido en Europa durante la Segunda Guerra Mundial.
El estudio presenta un ejemplo en humanos de cómo la herencia epigenética puede afectar los genes de nuestros hijos e incluso nuestros nietos.
La BBC señaló, citando el estudio, que los hijos de las familias que fueron víctimas directas son más propensos a sufrir desórdenes vinculados al estrés. Y “los cambios genéticos en estos niños sólo pueden ser atribuidos al hecho de que sus padres estuvieron expuestos al Holocausto”, afirmó Rachel Yehuda, profesora de Siquiatría y Neurociencia y líder del proyecto de investigación.
Yehuda indicó a la cadena británica que “es la primera evidencia en humanos —de la que tenemos conocimiento— de una marca epigenética en la descendencia basada en la exposición de los padres, antes de la concepción”.
Pero los factores que influyen para que se den estos casos son muchos. Yehuda sostiene que el estilo de vida (las influencias del medio ambiente) como por ejemplo el fumar, el estrés o la dieta pueden provocar cambios genéticos en nuestra descendencia y jugar un papel importante en su desarrollo.
Sin embargo, lo que está científicamente aceptado es que la única forma de transmitir información biológica entre las generaciones es a través de los genes que están contenidos dentro del ADN.
Los investigadores estadunidenses puntualizaron que nuestros genes cambian por la influencia del ambiente mediante una suerte de etiqueta química (el epigenoma) que se adhiere a nuestro ADN y que funciona como un interruptor: modifica la expresión de los genes activándolos o silenciándolos.
Estas etiquetas epigenéticas fueron las que el equipo de Nueva York encontró en la misma porción de un gen (asociado a la regulación de la hormona del estrés) tanto en los sobrevivientes del Holocausto como en sus hijos, indicó la BBC.
El equipo descartó, mediante análisis clínicos, que esto se debiera a experiencias traumáticas vividas por los hijos, y por eso concluye que fueron heredadas de sus padres.
Los hijos de padres con desorden de estrés postraumático son “probablemente más propensos a la depresión”, mientras que el efecto contrario parecería darse en los hijos de madres que sufren el mismo desorden, reiteraron los investigadores en su reporte.