México produce anualmente más de nueve mil toneladas de flor de cempasúchil, planta originaria del país, con un valor de producción superior a 89 millones de pesos.
El estado de Puebla es el principal productor de este ícono mexicano, cuyos pétalos van desde el amarillo intenso hasta anaranjado, que se coloca en los altares por la festividad de Día de Muertos, catalogada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), la flor de cempasúchil es junto con el pan de muerto y las calaveritas de azúcar uno de los elementos más tradicionales dentro de la festividad mexicana celebrada en los primeros días de noviembre.
Explica que esta flor aromática, que florece durante toda la temporada de verano y otoño, se cultiva bajo condiciones cálidas, semicálidas, secas y templadas.
LA FLOR DE LOS MUERTOS
Respecto al uso ritual que se le da a esta flor en el Día de Muertos se tiene la creencia de que sus pétalos iluminan el camino de las almas que visitan los altares en dicho festejo.
Otros dicen que es su olor el que las guía hacia su hogar, en el que los espera un delicioso banquete acomodados en un altar dedicado a su memoria, informa la dependencia.
Las ofrendas o altares que se colocan en los hogares mexicanos constan de siete escalones, que representan los niveles por lo que debe de pasar el alma del difunto para descansar.
A esta flor se la da además un uso medicinal que ha sido aprovechado desde tiempos antiguos por las culturas mexicanas con la finalidad de combatir problemas digestivos y respiratorios al prepararla en té, así como en aceite para aplicarlo en el pecho y la espalda con el propósito de curar los resfriados y calentar los pulmones.