Los criminales mexicanos extraditados son principalmente narcotraficantes de alto perfil, quienes obtienen una reducción de su condena a cambio de sumas millonarias de dinero y confesiones para delatar a cómplices del negocio de las drogas, informó EL UNIVERSAL.
De diciembre de 2006 a septiembre de 2015, el gobierno mexicano recibió de Estados Unidos mil 253 solicitudes de extradición, de las cuales concedió 922, es decir, 73% de las peticiones, revelan documentos de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Transacciones y archivos obtenidos por EL UNIVERSAL a través de solicitudes de información al gobierno mexicano y fiscalías estadounidenses revelan que los tres hermanos Arellano Félix, ex líderes del Cártel de Tijuana, pagaron 200 millones de dólares a la administración del presidente Barack Obama, con lo que lograron reducir sus sentencias.
Benjamín Arellano purgará 20 años en prisión, pese a que en un principio la fiscalía aseguró que estaría condenado a cadena perpetua. Francisco Javier, por quien el gobierno estadounidense pedía la pena de muerte, pasará 25 años en la cárcel. Por último, Eduardo Arellano, cerebro operativo del cártel, libró una vida en prisión y sólo enfrentará 15 años en un penal estadounidense, con posibilidad de reducción de condena.
Otros capos del narcotráfico que han logrado reducir sus condenas son Osiel Cárdenas Guillén, líder del Cártel del Golfo, quien entregó 50 millones de dólares al gobierno del país vecino, y Rodrigo Aréchiga Gamboa, “El Chino Antrax”, brazo armado del cártel sinaloense, quien depositó un millón de dólares a las arcas del gobierno de EU en septiembre de 2015.