El Embajador de México en la OEA tiene a centroamérica molesta luego de que criticara procesos internos en Nicaragua. Luis Alfonso De Alba ha recibido criticas de primer nivel en la región, la última de hacerlo es la Embajadora de Ecuador, Aminta Buenaño. El reclamo a México: Quiere dar consejos pero o puede garantizar los derechos de sus propios ciudadanos.
A sólo tres meses de las elecciones del 6 de noviembre próximo, las autoridades de Nicaragua excluyeron de los comicios a la principal coalición antigubernamental, además de destituir a los 28 diputados de la única bancada opositora: el Partido Liberal Independiente.
El Presidente Daniel Ortega, de 70 años, gobernó entre 1985 y 1990 y retornó al poder en 2007. En estos comicios buscará su segunda reelección para un cuarto mandato, el tercero en forma consecutiva, con su esposa Rosario Murillo como candidata a la vicepresidencia.
Ante ello, el Embajador mexicano ante la OEA, Luis Alfonso De Alba, dijo este jueves que “en el marco del respeto a la soberanía de Nicaragua, y sin pronunciarnos sobre la legalidad o no de dichas decisiones, expresamos nuestra preocupación por el impacto que esas medidas tienen”.
Agregó que la destitución debilita “y prácticamente neutraliza a la oposición en un momento en el que el país está inmerso en un proceso electoral muy importante”.
El diplomático mexicano, uno de los representantes más activos en la OEA, pese a haberse incorporado recientemente al cargo, llevó este tema a la organización por primera vez aprovechando el apartado de “otros asuntos” del Consejo Permanente ordinario semanal celebrado en Washington.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, no se ha pronunciado aún sobre la situación en Nicaragua, pese a haber sido muy activo y contundente en otras crisis del continente, como la política y social en Venezuela y el proceso de destitución de la presidenta brasileña suspendida, Dilma Rousseff.
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