El Colegio Americano del Noreste, donde la semana pasada se registró una balacera que dejó como saldo un muerto y cuatro heridos, reportó este lunes un marcado ausentismo, al acudir sólo una veintena de niños de nivel preescolar, en la reanudación de las clases.
De primaria acudió solamente un alumno y de secundaria ninguno. Los pequeños que ingresaron, lo hicieron sin mochila.
Quienes sí acudieron fueron cuatro elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones que efectuaron algunas diligencias ministeriales en el interior y se entrevistaron con directivos tras al ataque perpetrado el 18 de enero por el alumno de secundaria Federico Guevara Elizondo, de 15 años, quien atacó dentro del aula a su maestra Cecilia Cristina y a sus compañeros Ana Cecilia y Luis, a los que les propinó un balazo en la cabeza, para luego matarse de un disparo en el cráneo. Mariel fue herida en un brazo y se recupera en casa.
Impactados aún por el acontecimiento, los padres de familia no quieren que sus hijos vuelvan a clases, pese a que la actividad escolar ya se normalizó y los profesores quieren regresar a la normalidad.
Los chicos del jardín de niños ingresaron antes de las 8:00 horas y a las 13:30 sus padres pasaron por ellos.
El acostumbrado trajín que se observa en todos los planteles escolares particulares, donde los padres van por sus hijos, aquí se vio silencioso y melancólico.
Los coches hacían una fila y los profesores iban entregando a los alumnos en la mano.
Minutos antes de la salida, los agentes ministeriales, armados y vestidos con uniforme negro acudieron a la institución ubicada en la calle Paseo del Lago, en la colonia Paseo Residencial y estuvieron en el interior con personal administrativo. Media hora después, salieron sigilosamente y se retiraron.
La directora tuvo una junta con una decena de padres de familia con los que habló de un tema que no fue dado a conocer. Al salir todos acordaron abstenerse de dar declaraciones.
Los profesores que entregaban a los niños en la puerta también rechazaron hablar. “No nos metan en problemas, por favor”, se disculpó una amablemente.
En el portón azul de la entrada, esta mañana se acumularon decenas de cartulinas u hojas de papel con mensajes de paz, amor y solidaridad, buscando que sane pronto la herida abierta por el joven suicida.
A un lado de la entrada había también veladoras para pedir por la salud de la maestra y los adolescentes que convalecen, graves aún, en hospitales de la localidad.
Proceso