Estos reptiles, pertenecen un grupo de los “anfisbénidos” mismo que, a su vez, cuenta con cuatro familias que se distribuyen en Sudamérica, África, Oriente Medio y el suroeste de Asia. Lo curioso aquí es que sólo una de estas familias contempla a los únicos ejemplares con patitas delanteras, y es endémica de México: la familia Bipedidae.
Así lo explica un artículo divulgado por la Comisión Nacional para el conocimiento y uso de la biodiversidad (Conabio) “Las tres especies vivientes el único género de esta familia son Bipes canaliculatus, que habita en la depresión del Balsas-Tepalcatepec en
Guerrero y Michoacán; B. tridactylus que se encuentra en una pequeña zona de la costa de Guerrero, y B. biporus, que se encuentra en la península de Baja California”, explica.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) los Bipedidae son pequeños de cuerpo cilíndrico con anillos, ojos reducidos y sin cintura pélvica. Son los únicos con dos extremidades anteriores con cinco a tres dedos y están adaptados a la vida subterránea en zonas de suelo suelto. Alcanzan una longitud de hasta 24 centímetros y son de color rosa claro.
La primera especie de bipédidos fue descubierta en 1788 y fue formalmente descrita un año después, pero posteriormente su estudio fue olvidado hasta que poco más de un siglo después diversos científicos lo retomaron, explica la Conabio.
En realidad, se conoce poco sobre los hábitos de este animal, que forma parte de alrededor de 393 especies de reptiles que son endémicas de nuestro país, según el Instituto Nacional de Ecología. En cuanto a su evolución, investigadores explican:
“Los anfisbénidos se han desarrollado a través de la evolución de los hábitos enterradores, y la anatomía de su cuerpo se ha modificado para excavar y vivir bajo tierra [como por ejemplo sus] escamas, que están distribuidas en anillos a lo largo del cuerpo, posiblemente [para facilitar] su movimiento bajo tierra. Otras modificaciones incluyen reducción de los ojos, párpados fusionados […], abertura del oído externo perdida, extremidades que se han perdido o reducido a dos, como el caso de los Bipes y una cabeza modificada para excavar”.
Debido a que no existen muchos ejemplares en colecciones científicas, estos animales han sido considerados como raros, sobre todo por sus hábitos: son animales que habitan en suelos sueltos con vegetación arbustiva, nocturnos y fosoriales. Se sabe que están activos todo el año y que se aparean durante junio y julio.
Los Bipes usan sus pequeñas patas delanteras para excavar sus túneles que pueden medir entre 10 y 20 cm y para aferrarse a ellos y empujarse al fondo con fuerza y agilidad; comen insectos como escarabajos, hormigas y termitas y sus depredadores pueden ser algún tipo de serpiente o mamífero que gusten de excavar en la tierra.
Debido a que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo y sólo viven en una pequeña porción del país, estos animales son vulnerables a cualquier alteración radical en su ambiente o reducción en su área de distribución. Además, en tanto que representa una línea única evolutiva de los reptiles el estudio de este animal es importante porque podría ayudar a entender la historia biogeográfica de la costa del Pacífico de México y la Península de Baja California, explica la Conabio.
Actualmente, las tres especies de Bipes que existen se encuentran sujetas a Protección Especial, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
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