La visita del candidato republicano Donald Trump a México por invitación de presidente Enrique Peña Nieto no fue un acto intempestivo o improvisado, se gestó meses antes a través del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, quien impuso su idea a la de la canciller Claudia Ruiz Massieu, según lo informó Proceso.
La visita del magnate fue gestionada por Videgaray junto con dos piezas fundamentales, el jefe de la oficina de la Presidencia, Francisco Guzmán, y el subsecretario de Relaciones Exteriores para América del Norte, Paulo Carreño King, informaron a Proceso fuentes gubernamentales y diplomáticas.
Ignorando la oposición de la canciller Claudia Ruiz Massieu y con la crítica de dos exembajadores en Estados Unidos, Arturo Sarukhán y Miguel Basáñez, así como de Enrique Berruga, exsubsecretario de Relaciones Exteriores para América del Norte y asesor del presidente Peña.
Rosario Green, exsecretaria de Relaciones Exteriores, redactó una tarjeta informativa destinada a algunos líderes priistas donde afirma que la visita de Trump a México fue acordada entre Guzmán, Carreño y Videgaray.
En la administración actual, acota Green, la crisis de la diplomacia mexicana que se vive desde los dos sexenios panistas, se profundizó con la llegada de Ruiz Massieu a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y con el desplazamiento del servicio exterior mexicano por panistas provenientes de la Secretaría de Hacienda y del Sistema de Administración Tributaria.
Green añade que la crisis se agudizó aún más con el nombramiento de personajes sin experiencia en áreas delicadas como la subsecretaría para América del Norte, o la designación de exgobernadores acusados de corrupción, como Fidel Herrera como cónsules o embajadores.
Green acusa a Videgaray de manejar con “soberbia y petulancia” la administración del país, mientras Berruga publicó un balance crítico sobre la visita de Trump a México y la humillación ocasionada a Peña por el magnate, así como a los mexicanos tras su discurso en Arizona.
“El saldo inicial es que estamos peor que antes de la visita (…), mientras el señor Trump termina la visita con aura de que, efectivamente, es capaz de imponerse sin concesiones y, ahora, con mayores posibilidades que ayer de convertirse en el próximo presidente de Estados Unidos”, menciona en su artículo en un diario de circulación nacional.
Sarukhán afirmó que la invitación de Peña a Trump mandó la señal de que “golpear a México no tiene costo; valida la xenofobia de Trump; y lo legitima”.
Gestión de la visita de Trump
En la Cumbre de Líderes de América del Norte en Canadá, el 29 de junio, Videgaray sugirió la idea de invitar a Trump a México, de hecho, en la reunión trilateral en Ottawa, cabilderos y asesores del Partido Republicano empezaron a establecer una relación formal con Videgaray.
La sugerencia de los diplomáticos y funcionarios es que el encuentro se acordó a cambio de que Peña disminuyera el tono de crítica en contra de Trump, lo que se vio reflejado con su afirmación en una entrevista concedida a CNN donde afirmó que no intervendría en el proceso electoral de Estados Unidos.
El 21 de julio, cuando Trump fue ungido candidato presidencial en Cleveland durante la Convención Nacional del Partido Republicano, Videgaray impuso su posición y se reunió con EPN, Ruiz Massieu; Francisco Guzmán Ortiz, jefe de la Oficina de la Presidencia y Carlos Pérez Verdía Canales, coordinador de asesores del presidente, entre otros, donde les propuso que en la conferencia de prensa con Obama, Peña hablara sobre la apertura y disposición del gobierno mexicano para hablar tanto con Trump como con Hillary Clinton.
La oposición dentro del gabinete se justificó afirmando que la invitación sería una contradicción a la posición de no intervención en el proceso electoral en México.
Verdía Canales fue subsecretario de Relaciones Exteriores para América del Norte, sin embargo, lo despidió la Canciller; Videgaray lo nombró coordinador de asesores y desde ahí, Canales promovió su oposición contra Ruiz Massieu acompañando la decisión de invitar a Trump que sugirió el titular de la SHCP.
Ruiz Massieu le aclaró a EPN que la invitación a los candidatos presidenciales sería contraproducente, sin embargo, el 24 de agosto, la orden tomó forma en el contacto con los equipos de las campañas electorales de Trump y de Clinton para darles la noticia, sin saber que Videgaray ya había acordado el encuentro con el republicano.
Cabe destacar que pese a la oposición de Ruiz Massieu, fue ella quien llevó las invitaciones dirigidas a Trump y a Clinton para viajar a México y reunirse con Peña Nieto.
La embajadora de EU en México, Roberta Jacobson estaba desconcertada al enterarse sobre la invitación a Peña e incluso envió reportes displomáticos a Washington externando su malestar.
La semana del 21 al 27 de agosto se especuló sobre el anuncio que haría Trump el 25 sobre su estrategia de política migratoria, el cual nunca llegó, esto luego de enviar las invitaciones y que ambos candidatos confirmaran formalmente su interés.
En la SRE había molestia por el envío de las invitaciones y no se comprendía el porqué no se había invitado primero a Clinton o el porqué no condicionar a los candidatos sobre la logística y formato de la reunión con Peña Nieto.
La noche del 30 de agosto Trump confirmó la visita a México, vía Twitter, por lo cual Peña Nieto tuvo que confirmarlo.
En el gabinete se sabía que Videgaray había cometido un “gravísimo error”, porque el magnate se aprovecharía de ello, tal como ocurrió.
Proceso se comunicó con el equipo de campaña de Clinton para confirmar la fecha de entrega de la invitación para visitar México y uno de sus voceros se limitó a decir que, Clinton tomaría la decisión de asistir al encuentro en “una fecha prudente y adecuada”.