Los senadores Carlos Romero Deschamps, Jorge Emilio González y Joel Ayala, así como los diputados Hugo Jarquín, Ángel Cedillo y Tomás López, son los peores legisladores federales del País.
Ayala es líder de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE); Romero Deschamps, del gremio petrolero y González, el Niño Verde, ex dirigente del PVEM.
Esto, de acuerdo con la plataforma www.atlaspolitico.mx, que ofrece un ranking para calificar el desempeño de los parlamentarios mexicanos.
La medición incluye al senador del PVEM, actualmente con licencia, ya que se contempla su trabajo desde el inicio de la Legislatura, en septiembre de 2012, y hasta el 15 de enero de este año, cuando se separó del cargo.
Del otro lado, en los primeros lugares del ranking, están los senadores Mariana Gómez del Campo, Zoé Robledo y Salvador López Brito, así como los diputados Fernando Belaunzarán, Zuleyma Huidobro y Ricardo Mejía.
La plataforma fue desarrollada por tres jóvenes estudiantes de Harvard: el mexicano Claudio González, el brasileño Thiago Costa y el rumano Andrei Roman.
Para armar el ranking con el que se mide el trabajo de los legisladores se usaron cinco indicadores, cada uno de los cuales significa un punto, por lo que el mejor diputado o senador puede obtener un máximo de 5.
Un primer indicador es el de activismo legislativo, que mide las iniciativas de ley promovidas; otro se denomina Auditoría Legislativa, donde se incluyen los puntos de acuerdo presentados.
Un tercer indicador es el de Debate Parlamentario, el cual registra las intervenciones en tribuna.
El cuarto mide las asistencias, y el quinto, la transparencia del legislador en función de si hizo públicas en la plataforma 3×3 sus declaraciones patrimonial, ante Hacienda y de intereses, y, además, si informa cómo pagó su campaña política.
Claudio González, de www.atlaspolitico.mx, indicó que, en una segunda etapa, que podría concretarse en dos meses, planean incorporar un agregador de medios para que, junto a la página con la información de cada legislador, se incluyan las notas que hablen de su trabajo.
También se daría cuenta de las interacciones de los parlamentarios en redes sociales.
Una tercera fase implica abrir un espacio para que los legisladores pregunten a los electores su opinión sobre temas que se estén debatiendo en el Congreso y donde los ciudadanos puedan exponerles sus preocupaciones.