La venta de marihuana al menudeo le deja a los narcotraficantes mexicanos ganancias de entre mil y dos mil millones de dólares al año lo que les permite crear negocios más grandes y mejor pagados que el promedio de las Pymes mexicanas, revela un estudio de la Organización de Estados Americanos (OEA).
“El problema de drogas en las Américas: Estudios. La economía del narcotráfico” es el nombre del trabajo en el que la OEA compara datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI con los libros contables de las organizaciones de narcotraficantes confiscados por el gobierno mexicano.
El organismo tomó como empresas las plazas, es decir, la ciudad o región de influencia de los cárteles.
Según los resultados de la medición el número de empleados internos por cada plaza varía de 61 a cerca de 600 y el número de personas que reciben sobornos varía de los 109 hasta cerca de mil.
En contraste, refiere el estudio, el 99% de las empresas de México tiene menos de 50 empleados y si se consideran sólo los empleados internos regulares “cada plaza tiene más empleados que la mayoría de las empresas mexicanas”.
Además los sueldos de los narcotraficantes son más atractivos incluso para los “empleados” de más bajo nivel pues tienen salarios de mil 650 dólares mensuales en promedio lo que equivale a 1.3 veces el salario de un trabajador formal mexicano promedio.
La mayoría de los empleados del narcotráfico se dedican “halconeo” y ganan más que un trabajador del sector formal mexicano. Los operadores de plaza perciben el doble que ellos y sin requerir gran preparación académica para realizar esas actividades, destaca el estudio.
La actividad económica del narcotráfico, añade, reparte las ganancias entre sus empleados y alcanza también para repartir sobornos entre empleados formales de alguna institución del Estado.
Según el estudio de la OEA cada plaza tiene entre 109 y hasta mil personas a quienes sobornar y si bien los montos son menores que los salarios de sus empleados representan un gasto superior al de su nómina.
Los cárteles mexicanos, destaca el texto, son más generosos que sus los que operan en ciudades de Estados Unidos como Chicago y Washington pues los salarios que ofrecen son superiores a los de sus contrapartes del norte.
En un país donde casi la mitad de su gente vive en la pobreza, el estudio concluye que a pesar de las severas sanciones que existen para quienes trabajan en el narcotráfico, los salarios son una de las razones principales por las que las personas optan por laborar para organizaciones criminales.
Proceso