Con 237 asesinatos en lo que va de este año, cinco más en mayo, Tijuana volvió a sus tiempos negros, que entre 2006 y 2012 llegaron a sumar casi dos mil muertes por año, así como secuestros, desapariciones y otros delitos de alto impacto.
La cifra de muertos de enero a abril de este año ya rebasó a la del mismo periodo del año pasado, cuando se reportaron 226 homicidios.
La diferencia entre la violencia de la primera década de 2000 y la mitad de la segunda es que hay nuevas estrategias para captar jóvenes: se les contrata a través de las redes sociales, como Facebook, para que ocupen el “cargo” de asesinos.
Entre 2006 y 2012 se perpetraban casi dos mil muertes al año —un promedio de cinco al día—, las calles de Tijuana se convirtieron en un cementerio, no sólo por los cadáveres regados, sino por el cierre de comercios.
El secuestro había hecho víctima a esta ciudad, pues rompía el círculo en que los procuradores de Justicia y jefes policiacos constreñían la delincuencia, ya que golpeaba a comerciantes; muchos se terminaron yendo de Tijuana.
Diana Herrera, esposa de un empresario, relata que aquí le secuestraron a un hijo, lo que los orilló a vivir en San Diego, “pero es muy difícil porque estás lejos de los tuyos, y además es muy caro. Nosotros no somos ricos, vivimos bien, pero vivir en San Diego es muy duro”.
El año pasado, esta ciudad bajó la cortina con un inventario de 665 homicidios, algunos meses, como agosto, registraron 68 muertes. Para septiembre, ya superaba los 460 homicidios, por lo que empresarios y ONG exigían solución a la nueva crisis de seguridad en la que los gobiernos emanados de distintos partidos se echaban la bolita.
Zonas supuestamente protegidas, como el centro de la ciudad, la Zona del Río, parecida a Paseo de la Reforma en la capital del país, y colonias conflictivas vuelven a ser escenario de enfrentamientos entre grupos antagónicos por el control de la plaza.
Ya no son los grandes cárteles, como el de los Arellano contra el del Chapo, ni de sus segundos a bordo que quisieron dominar el trasiego de las drogas, como Teodoro García Simental, El Teo, y Raydel López, El Muletas. En escena hay nuevos actores.
A lo largo de los 16 meses del gobierno municipal del alcalde Jorge Astiazarán, de diciembre de 2013 en que tomó posesión a marzo de 2015, se registraron 646 homicidios, de acuerdo con la Procuraduría de Justicia, y la cifra va en aumento.
Su gobierno, nacido débil por una disputa de 80 millones de dólares de oscuro origen, se ha caracterizado por una Policía Municipal marcada por las detenciones arbitrarias, la corrupción y por el nombramiento de jefes inexpertos.
Según informes estadísticos de Seguridad Pública estatal, en los primeros siete meses de 2015, en Tijuana hubo 323 homicidios, lo que representa casi 20% más en el mismo periodo de 2014.
Durante 2010 Tijuana vivió bajo el imperio del terror, cuando la disputa por la plaza entre el menguado cártel de los Arellano y capos emergentes como El Teo y El Muletas convirtieron esta frontera en su campo de batalla.
Contrato virtual
En lo que va del año, cuatro jóvenes fueron contratados a través de Facebook, algunos de ellos niños, para asesinar, informó el subprocurador de Investigaciones Especiales, José María González.
Indicó que la falta de una Policía Cibernética en la PGJE ha impedido frenar lo que parece un incremento del crimen mediante el uso de redes sociales. González precisó que ya hay detenidos, aunque las investigaciones aún están en curso, por lo que se busca alertar a los estudiantes y jóvenes sobre el peligro de caer en redes criminales que les ofrecen “jugosos sueldos” a cambio matar, pues muchas veces terminan siendo detenidos por las autoridades.
“No cruces a Tijuana… si vienes te van a secuestrar”
Con mantas y cartelones, organizaciones civiles advierten a los visitantes que si viajan dicha ciudad ya no regresarán.
La Asociación Unidos por los Desaparecidos formará una cadena humana en la garita de San Ysidro durante el periodo de campaña electoral de Baja California para que las autoridades actúen.
“No pasa de que nos lleven detenidos nuevamente —dice Fernando Ocegueda, líder de la agrupación—, pues aunque es zona federal ya sabemos que son capaces de subirnos si así lo decide el gobernador.”
Ocegueda Flores busca justicia por la desaparición de cientos de personas en Baja California. En 2007, un grupo de 20 personas allanaron su casa para llevarse a su hijo por la fuerza.
El líder social señaló que sufrió amenazas de muerte e intimidaciones por investigar la desaparición de su hijo.
“El peor dolor de un padre es no saber, no tener una tumba a dónde llevar flores, a dónde ir a rezar. Se lo juro, como sucede actualmente con el lamentable caso de Ayotzinapa… un padre y una madre nunca se resignarán a perder un hijo, a cruzarse de brazos.”
Las desapariciones fueron el resultado de la pelea por la plaza entre las células del narcotráfico, que recurrieron a métodos terribles, como la disolución de cuerpos, los incinerados y encobijados.
A lo largo de casi diez años, las desapariciones en Baja California se dispararon.
“La autoridad le dirá a los padres de los desaparecidos que todos los indicios apuntan hacia Teodoro García Simental, hacia Santiago Meza, pero no es prueba contundente, aunque tenemos indicios por declaraciones”, expuso.
Raúl Ramírez Bahena, exprocurador de Derechos Humanos de Baja California, advirtió que cientos de padres de familia en esta frontera tocaron puertas en todas las dependencias estatales y federales para hallar a sus hijos; sin embargo, las autoridades se lavaron las manos: “Si los desaparecieron es porque andaban en malos pasos”.
En un solo año, Tijuana llegaba a registrar mas de mil ejecuciones y muchas de las víctimas nunca fueron localizadas, pues los cadáveres eran disueltos en ácido por Santiago Meza, El Pozolero, para crear incertidumbre en los cárteles rivales.
Cuando un joven desaparecía, como el caso de algunas jovencitas, comenzaba el viacrucis. “Teníamos que buscar en hospitales, cárceles, en la PGR, en la Policía, el Semefo. Poner la denuncia en el Ministerio Público y luego nada”, relata Ocegueda; meses y meses sin una sola noticia.
“Cuando supimos de Meza, de todo lo que hizo, tras su detención en 2009, lo encaramos y le preguntamos ¿dónde están nuestros hijos?.
“Fue cuando El Pozolero confesó que en el terreno llamado La Gallera, del ejido Maclovio Rojas, había disuelto más de 300 cadáveres, pero no dijo más por órdenes de su abogado”, aseveró. Ahí fueron a buscar los restos de sus hijos, esposos y hermanos.
Gloria Oropeza aún busca a su esposo y a su hijo, desaparecidos en 2007, y aunque han pasado casi diez años, no pide venganza… ni siquiera justicia. “Ya no buscamos a los responsables, sólo a nuestros desaparecidos. Cuando nos digan dónde están los cuerpos, sólo entonces tendremos paz”.
Ocegueda señaló que el gobierno estatal dejó en el olvido las investigaciones de los 250 reportes de desapariciones en Baja California.
Con información de Excélsior