180 detonadores, decenas de barras de explosivos y unas 40 granadas han desaparecido de una base militar del sureste de Francia, ha informado hoy martes la radio local Europe 1.
“Se han movilizado numerosos recursos, incluyendo al grupo departamental de Gendarmería de Bocas del Ródano, así como a un escuadrón de Gendarmería móvil”, ha anunciado la Prefectura de Marsella, capital de la región meridional.
Los malhechores —uno o más, señalan fuentes de la investigación—, se introdujeron en la base militar de Miramas seccionando la alambrada del perímetro. Nueve edificios del complejo, que contiene decenas de ellos, fueron penetrados.
Las 250 hectáreas de instalaciones cuentan con una doble valla electrificada pero carecen de videovigilancia, señala Europe 1. Durante la noche, además, sólo quedan allí “algunos guardias y los militares que duermen en el lugar”.
“Es muy preocupante, realmente muy sorprendente y más para esos militares, que la seguridad es como su segunda naturaleza, o incluso su naturaleza primera”, ha declarado al diario parisino Le Monde el alcalde de Miramas, Frédéric Vigouroux, que ha dicho estar “atónito” ante lo ocurrido.
El Ministerio de Defensa galo ha anunciado hoy martes que ha pedido, antes de 15 días, una evaluación “de la protección del conjunto de las instalaciones militares de almacenamiento de municiones”.
El experto militar francés Jean-Vincent Brissé, entrevistado por la cadena rusa RT, se ha mostrado sorprendido por la elección de una base militar para apoderarse de una cantidad “bastante reducida” de armas, disponibles en otros lugares sin correr el riesgo de resultar tiroteado por los soldados, que tienen permiso para ello.
Brissé no excluye ninguna tesis sobre el móvil del robo. Además de la intención de cometer atentados terroristas o de surtir el mercado de armas para las redes de delincuencia organizada, se plantea también “la voluntad de hacer chantaje, de agitar a la opinión pública”.
El Gobierno francés ha sido advertido por numerosos especialistas y responsables políticos, en los últimos años, de que su política de desestabilización y apoyo a grupos terroristas en Siria causaría en último término inseguridad en territorio galo, con el regreso de los combatientes tras adquirir experiencia de guerra.
Por otra parte, las autoridades francesas han sido acusadas de aprovechar las amenazas y recientes atentados terroristas para extremar el control policial, militarizar los espacios públicos, impulsar nuevas leyes represivas y espiar sin control judicial los contenidos de las comunicaciones privadas de sus ciudadanos.
HispanTV