Liu Hu lleva dos décadas como periodista en China y pasó casi un año en prisión por su trabajo. En su país, dice, la mayoría de temas “no se pueden escribir” y el Gobierno se asegura de ello con nuevos controles, como el anunciado esta semana: un comité para blindar al Partido contra artículos perjudiciales.
Las autoridades chinas han anunciado la creación de un nuevo organismo para supervisar la ética de los medios de comunicación que tiene, entre otros objetivos, “proteger el liderazgo del Partido Comunista” en el Gobierno y crear “listas negras” de reporteros que se salgan de la línea estipulada.
Se trata de un paso más del régimen para estrechar el control sobre estos profesionales, que cada vez, dice Liu a Efe, sienten “más estrés” al hacer su trabajo.
“Muchos lo dejan a los pocos años. Las autoridades te dicen qué tema se puede tratar, de qué debes escribir y en qué momento, con qué importancia debes dar un tema… Hay mucha presión”, cuenta Liu.
El comité nace de un pacto suscrito por medio centenar de empresas periodísticas en todas las plataformas, que se comprometieron a “proteger el liderazgo del Partido Comunista de China y los intereses del Estado y no publicar o difundir ninguna información que pueda perjudicar la imagen de ninguno de los dos”, según recoge el comunicado oficial.
El organismo, dice el anuncio, tratará de promover un estilo periodístico “saludable y de buen gusto” y se opondrá a las informaciones falsas, los contenidos vulgares, el plagio y la publicidad engañosa.
Nace con el fin de proteger “la ética” y promover la “autodisciplina”, pero los defensores de derechos humanos consideran que su objetivo es muy diferente. “El comité estará dedicado a la autocensura. Será con casi absoluta seguridad un mecanismo más para ahogar la libertad de expresión en China”, indica William Nee, investigador de Amnistía Internacional.
A pesar de que, según Nee, existen problemas en el sector que el comité podría atajar, como los sobornos a periodistas para conseguir noticias favorables, este organismo, considera, “debería ser visto en el contexto de un ambiente cada vez más restringido para trabajos de investigación y noticias que difieran de las opiniones del Partido”.
“El Gobierno cree que está en una guerra por la opinión pública, luchando contra fuerzas hostiles extranjeras que supuestamente están intentando impulsar opiniones democráticas y liberales”, afirma en declaraciones a Efe.
El nuevo organismo “no será una superagencia”, puntualiza por su parte David Bandurski, investigador del Proyecto de Medios de China de la Universidad de Hong Kong.
Bandurski argumenta que la creación del ente no marcará “un cambio radical en la naturaleza del control a los medios” aunque considera que “representa un empeoramiento del clima de control en forma de autodisciplina forzada”.
Para el investigador, el comité es “parte de una campaña más amplia del presidente chino Xi Jinping para estrechar su dominio de la esfera ideológica”.
Y es que, desde que Xi llegó al poder en marzo de 2013, la presión no ha hecho más que aumentar en los medios de comunicación locales -e internacionales-. En 2014, China se convirtió en la mayor prisión para periodistas del mundo, con 44 encarcelados, 12 más que el año anterior, según datos del Comité para la Protección de Periodistas.
Lie se encontraba en esa lista hasta hace un año, cuando quedó en libertad tras pasar más de 340 días detenido. El veterano periodista, que ha trabajado para tres medios en distintas ciudades de China, destapó las “malas prácticas” del subdirector de la Oficina Nacional de Industria y Comercio y su artículo no gustó a las autoridades.
“Me acusaron de alterar el orden”, explica Liu, quien, a pesar de que la represión y los encarcelamientos de informadores no cesen -como el de la veterana periodista Gao Yu, condenada en abril a siete años de cárcel-, se resiste a abandonar: “Soy persistente, no podemos irnos todos de este sector. No podemos dejar este vacío”. Tamara Gil
Información de: Agencia EFE