Multitudes de gatos cimarrones merodean las calles de Nueva York y algunos tienen ahora un propósito práctico: Están ayudando a reducir la población de ratas en la ciudad.
Un grupo de voluntarios entrenados por la NYC Feral Cat Initiative atrapa colonias de gatos cimarrones que se han convertido en un fastidio o han sido amenazadas por construcción. Luego las esteriliza y las vacuna. El objetivo es regresarles a su territorio, pero muchas terminan en áreas llenas de ratas.
Patrullas felinas vigilan bodegas, concesionarias de autos y los terrenos de una iglesia en Greenwich Village. Cuatro gatos merodean el Centro de Convenciones Jacob K. Javits, donde la basura y la comida han atraído ratas durante años.
“Nosotros solíamos contratar exterminadores, pero la naturaleza tiene una solución mejor”, dijo Rebecca Marshall, administradora de sostenibilidad del centro. “Y no cuesta nada”.
Unos seis mil voluntarios han completado talleres en los que han aprendido las formas apropiadas de atrapar a los gatos.
El programa es administrado por la Alianza para Animales de NYC, una coalición de más de 150 albergues y grupos de rescate de animales. La alianza estima que hay hasta medio millón de gatos cimarrones en los cinco condados de la ciudad.
La vida del gato callejero es dura. Algunos son mascotas abandonadas. Muchos mueren a causa de enfermedades y desnutrición o atropellados por vehículos. Otros ingieren comida de gatos envenenada — colocada deliberadamente para librarse de ellos, dicen activistas.
Muchos de los animales se ven desplazados por las incesantes construcciones en Nueva York, que crean condiciones peligrosas para aquellos que una vez habitaron lotes vacíos, fábricas en ruinas y almacenes abandonados.
Los gatos son predadores, pero no necesariamente matan a las ratas. En lugar de ello, dicen expertos, el olor de los felinos y su excremento repelen a los roedores.
“Una madre rata no va a dar a luz cerca de un predador porque los gatos se comerían a los bebés”, dijo Jane Hoffman, presidenta de la alianza.