En 2014 no sólo aumentó el número de víctimas que se cobró esta violencia sin sentido, los atentados también ocasionaron pérdidas de récord, superiores, incluso, a las de 2001, año en el que tuvo lugar el ataque sobre el World Trade Center de Nueva York, publicó El Economista.
El terrorismo se ha convertido en los últimos años en uno de los principales y más persistentes problemas de la sociedad. El año pasado 32,658 personas murieron como consecuencia de esta barbarie, la mayor cifra de la que se tienen registros y un 80% más que en 2013. Además, en 2014 el coste económico, directo e indirecto, de esta lacra en todo el mundo también alcanzó un nuevo récord de 49,460 millones de euros.
Según la información que desgrana el Índice Global de Terrorismo, elaborado cada año por la organización Visión of Humanity, en 2014 se superó en 1,300 millones la cifra de 2001, cuando el ataque sobre el World Trade Center de Nueva York no sólo se cobró miles de vidas, sino que cambió para siempre el curso de la Historia reciente.
Eso sí, aunque esta cantidad pueda resultar apabullante y nos indique claramente el camino que seguirá este índice en 2016, su impacto queda “minimizado” si se la compara con los 1.58 billones de euros que costaron los crímenes violentos y los asesinatos en todo el mundo el año pasado.
Inversión para erradicar la propagación terrorista
La aparición en la escena internacional del Estado Islámico y el ascenso de Boko Haram, ambos responsables de un 51% de las muertes, ha sido el factor determinante que ha hecho crecer hasta unos límites sin precedentes estos costes y también las inversiones de muchos países en la lucha antiterrorista.
Así, este índice también se hace eco también del aumento hasta los109,390 millones de euros de los presupuestos destinados a las fuerzas de seguridad y servicios de inteligencia encargados de combatir este problema.
Impacto en la economía de los países más afectados
Por otra parte, otro efecto del terrorismo sobre las finanzas se ha podido apreciar en la economía de los países más castigados por su azote, no así en la de otros en los que también se han vivido episodios esporádicos de terror donde el impacto económico ha sido poco significativo o prácticamente inexistente.
De hecho y según este índice, en Irak, Afganistán, Nigeria, Pakistán, Siria, India, Yemen, Somalia, Libia y Tailandia este problema se ha visto reflejado en sus PIB que se han contraído entre un 0.5% y un 0.8% en el último año.
Asimismo, este tipo de violencia está ocasionando la pérdida de inversiones extranjeras en las zonas más afectadas, como ocurrió en Nigeria en 2010, donde se redujeron en 5,700 millones de euros respecto al año anterior, cuando comenzó la escalada de ataques en el país.
Otro ejemplo es Irak, que desde 2005 registra unas pérdidas de unos 148,660 millones de euros a causa del terrorismo, lo que aproximadamente supone el 32% de su PIB de 2014.
El índice, sin embargo, recalca que es muy difícil calcular el impacto de este problema en estas regiones ya que muchas se encuentran sumidas en conflictos internos que no están relacionados directamente con él o viven en regímenes que trastocan su devenir financiero y, por tanto, es muy complicado aislar los efectos de las acciones terroristas en sus economías.