Durante el próximo año, el mundo podría ser testigo involuntario de una guerra comercial entre las dos principales economías mundiales: EE.UU. y China.
Así lo informó el jueves el portal financiero estadounidense Bloomberg en un artículo, donde indica que el gigante asiático saldría vencedor de esta guerra comercial.
El medio económico hace referencia a la investigación de James Wang, profesor de la Universidad de la Ciudad de Hong Kong, que indica que Pekín está mucho mejor preparado para esta posible confrontación.
El equilibrio de poder en el mundo es mucho más difuso en comparación con el de principios del siglo XX, y los actores como China y La India han emergido para crear nuevos centros de gravedad política. Ahora bien, mientras la parálisis económica y política se extienda por todo el mundo desarrollado, mayor es la probabilidad de ver como resultado una guerra comercial”, dice James Wang, profesor de la Universidad de la Ciudad de Hong Kong.
“El equilibrio de poder en el mundo es mucho más difuso en comparación con el de principios del siglo XX, y los actores como China y La India han emergido para crear nuevos centros de gravedad política. Ahora bien, mientras la parálisis económica y política se extienda por todo el mundo desarrollado, mayor es la probabilidad de ver como resultado una guerra comercial”, señala James Wang en su análisis.
Durante su campaña electoral, el nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó con considerar a China un país “manipulador de divisas” y elevar los aranceles comerciales a los productos chinos hasta un 45 % respecto al valor de la mercancía. Según estimaciones posteriores de Goldman Sachs, esta decisión provocaría una caída de hasta el 3 % del PIB chino.
Sin embargo, en caso de llegar a este punto, el principal afectado sería el sector tecnológico estadounidense. A modo de ejemplo, la publicación resalta la situación del gigante informático Apple, principal beneficiario de las relaciones comerciales con China.
Además, el país asiático tendría la ventaja de contar con todos los recursos estatales a su disposición para ayudar a sus exportadores. En respuesta, podría restringir al máximo la entrada de compañías estadounidenses a su país, como Boeing, General Motors, o la propia Apple, que desde hace mucho ven a China como su mercado principal.