Los miembros de la iglesia negra donde un hombre disparó contra un grupo de estudio de la Biblia y mató a nueve personas, en Charleston, Carolina del Sur, acudieron el domingo a su santuario por primera vez desde la tragedia.
Policías vestidos de civil se mezclaron entre los fieles como medida de precaución.
El servicio comenzó con un mensaje de amor, recuperación y sanación que sin duda reverberará en todas las iglesias de Estados Unidos.
“¿Todavía creemos que orar cambia las cosas? ¿Hay un testigo?”, dijo el reverendo Norvel Goff.
La congregación respondió con un entusiasta “Sí”.
“Sin embargo, orar no sólo cambia las cosas, nos cambia a nosotros”, agregó el religioso.
El servicio religioso se realizó el domingo por la mañana.
Hace cuatro días Dylann Roof, de 21 años, mató a nueve personas en la Iglesia Episcopal Metodista Africana Emanuel y dijera que les disparó porque eran negros, de acuerdo con las autoridades. Entre los fallecidos está el pastor de la iglesia Clementa Pinckney, quien también era senador estatal.
Hubo eventos de solidaridad en Charleston y otros sitios. A las 10 am, hora local, las campanas de las iglesias sonaron en todo el centro de esta “Ciudad Santa”, como se le conoce por las numerosas iglesias que hay aquí.
La gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley y el alcalde Joseph Riley asistieron al servicio en Emanuel.
Miembros de la iglesia dijeron que a pesar de las tristes circunstancias que enfrenta la congregación, sigue vivo el espíritu de bienvenida que aprovechó Roof antes de la balacera.
Para la familia de Cynthia Hurd, el servicio del domingo fue conmovedor. La mujer que trabajó mucho tiempo como bibliotecaria iba a celebrar sus 55 años y estaba planeando un viaje a Virginia con sus hermanos.
“El domingo no será un día triste para mí; será una celebración para mí, para nuestra familia, porque nuestra fe fue puesta a prueba”, dijo Malcolm Graham, hermano menor de Hurd.
“Ella está en compañía de Dios tratando de ayudar a alguien. Está donde debe estar”.