El policía turco que halló en la playa el cadáver del niño sirio Aylan Kurdi, de tres años, aseguró que el primer pensamiento que pasó por su mente al ver al pequeño fue rezar para que estuviera con vida.
“Recé a Dios para encontrarlo vivo. Pensé en mi propio hijo cuando lo vi”, dijo el sargento Mehmet Ciplak, en la primera entrevista que concede tras el suceso que conmocionó a la comunidad internacional y evidenció la magnitud de la tragedia humanitaria que viven miles de inmigrantes en su busca de una vida mejor en Europa.
El pequeño Aylan se ahogó el pasado miércoles junto a sumadre y su hermano Galip, de cinco años, luego de quevolcara la lancha neumática en la que viajaban cerca de lacosta de la localidad turca de Bodrum.
Como otros miles de inmigrantes y refugiados, la familia de Aylan intentaba llegar a la isla griega de Kos, ubicada a tan solo unos pocos kilómetros de distancia.
“Anhelé encontrar una señal de vida. Sin embargo, no fue así. Sentí un gran dolor en mi corazón. La gente sigue preguntándome cómo he podido manejar esta carga tan pesada”, afirmó Ciplak a la agencia de noticias Dogan, según reporta el diario británico The Telegraph.
El agente aseguró que nunca se dio cuenta de que estaba siendo fotografiado por un periodista turco y que tampoco imaginó que la fotografía trascendiera como un emblema de la crisis migratoria que azota a Europa.
“Soy padre de un niño de seis años. Pensé en mi propio hijo en el momento en que vi el cuerpo. Fue un dolor indescriptible”, admitió.
En su opinión, las muertes por ahogamiento de miles de inmigrantes y refugiados que intentan alcanzar las costas europeas son una vergüenza para la humanidad.