En todo el Caribe se están llevando a cabo labores de rescate después de que el huracán Melissa azotara la región como uno de los ciclones atlánticos más poderosos en más de 150 años.
Las lluvias torrenciales y los fuertes vientos han causado destrucción generalizada a lo largo de la trayectoria de Melissa en Jamaica, Cuba y Bahamas.
Melissa azotó Bermuda como huracán de categoría 1 durante la noche de este jueves al viernes, provocando fuertes ráfagas de viento y lluvia. Se espera que la tormenta se debilite y se convierta en un ciclón post-tropical al desplazarse rápidamente al sur de Terranova, hacia las aguas más frías del Atlántico.
Las autoridades de Bermudas han cerrado la Calzada, una vía de transporte que conecta la isla principal con la isla de San David, como medida de precaución. Todas las escuelas y los transbordadores también permanecerán cerrados el viernes, entre otras medidas, por “extrema precaución”, según informó Michael Weeks, ministro de Seguridad Nacional de Bermudas.
El ciclón ha dañado viviendas, provocado graves inundaciones y dejado apagones generalizados, además de obligar a la evacuación de cientos de miles de personas en todo el Caribe.
Se estima que han muerto al menos 49 personas, aunque el número total de víctimas de la catastrófica tormenta podría tardar días o semanas en determinarse.
Los servicios de emergencia han comenzado las labores de recuperación, despejando carreteras para llegar a las comunidades aisladas que necesitan ayuda, mientras que también se han puesto en marcha diversas iniciativas internacionales.
El Equipo Regional de Respuesta y Asistencia en Casos de Desastre (DART, por sus siglas en inglés), activado por el Secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, el 29 de octubre, se ha desplegado y estará sobre el terreno este viernes.
Jamaica, el país más afectado
Jamaica fue la más afectada. Melissa tocó tierra allí como huracán de categoría 5, con vientos máximos sostenidos estimados de 295 km/h.
“Destrucción total y absoluta” es como se describió el jueves a las calles de Black River, la ciudad costera de Jamaica duramente golpeada.
La gente se congregó alrededor del puente del río Negro buscando agua, comida y noticias de sus seres queridos.
Las Fuerzas de Defensa de
Jamaica aterrizaron en la zona en helicóptero, pero la desesperación se apodera de los residentes, informó Van Dam. Muchos intentan abandonar la zona con sus pertenencias en coche, motocicleta o a pie.
Black River está lidiando con las consecuencias de una marejada ciclónica de más de 15 pies provocada por el huracán Melissa, que devastó la infraestructura de la ciudad en la parte suroeste de la isla.
El calor y la humedad dificultan las labores de recuperación. Existe un campamento improvisado para los refugiados que sobrevivieron al huracán, pero no queda nada en pie.
“Lo que una vez fue un paraíso ahora es un infierno en la tierra”, describió uno de sus habitantes refiriéndose a la ciudad, fundada en el siglo XVII y conocida últimamente como centro de turismo ambiental
 
				 
															


