Papa Francisco reprueba bodas gay

El Sínodo de Obispos dedicado a la familia comenzó ayer en la Santa Sede con una santa misa en la Catedral de San Pedro en la que el papa Francisco subrayó que el matrimonio es indisoluble y la unión entre un hombre y una mujer.

“Para Dios, el matrimonio no es una utopía de adolescente, sino un sueño sin el cual su criatura estará destinada a la soledad”, dijo el pontífice en la homilía, en la que recordó las palabras del Evangelio según San Marcos en las que se dice que “lo que dios ha unido, que no lo separe el hombre”.

Sin embargo, el Papa reconoció también que puede haber fracasos, y que la Iglesia tiene la tarea de ser el “buen samaritano de la humanidad herida”.

El Papa citó a Juan Pablo II, que dijo que “el error y el mal deben ser condenados y combatidos constantemente; pero el hombre que cae o se equivoca debe ser comprendido y amado”, y destacó que “una Iglesia con las puertas cerradas se traiciona a sí misma”.

A los prelados los instó a “buscar y sanar a las parejas heridas con el aceite de la misericordia”, un principio básico de su pontificado.

Asimismo, dijo que el matrimonio se trata de la unión entre un hombre y una mujer. Aseguró que el “sueño de Dios”, es “la unión de amor entre hombre y mujer”, principio que repitió en varias ocasiones.

“Es una exhortación a los creyentes a superar toda forma de individualismo y de legalismo, que esconde un mezquino egoísmo y el miedo de aceptar el significado autentico de la pareja y de la sexualidad humana en el plan de Dios”, dijo.

En su homilía, pronunciada ante 400 cardenales y obispos de todo el mundo, el Papa de origen argentino reconoció que la Iglesia debe defender los valores tradicionales en un “contexto social y matrimonial bastante difícil”.

El Papa defendió el “amor duradero, fiel, recto, fértil, que es cada vez más objeto de burla y considerado como algo anticuado”.

El pontífice, que convocó a los obispos de todo el mundo para debatir durante tres semanas sobre los retos que encara la familia moderna, fijó así los parámetros del encuentro, marcado por las tensiones generadas por la confesión el sábado de homosexualidad de un importante prelado del Vaticano, quien fue inmediatamente destituido.

Los obispos están divididos en dos bloques contrapuestos: conservadores y progresistas, entre los que se oponen a todo cambio y los que quieren actualizar la doctrina ante las transformaciones de la sociedad.

Hasta el 25 de octubre los obispos y cardenales de todo el mundo debatirán sobre temas en torno al matrimonio y la familia en la Iglesia católica.

Entre otros, se abordarán también cuestiones difíciles como la posición respecto de los divorciados vueltos a casar, los homosexuales, la anticoncepción y el aborto.