“Quería iniciar una guerra racial”, confiesa Dylan Roof, el responsable de la masacre en Charleston

Dylan Roof, el sospechoso de asesinar anteayer a 9 personas de una comunidad negra en una iglesia de Charleston, en Carolina del Sur, confesó la masacre.

Roof, un chico blanco de 21 años, admitió ante los investigadores que “quería iniciar una guerra racial”, según reportó la cadena CNN al citar a autoridades estadounidenses.

Uno de los funcionarios precisó que el joven compró en abril el arma calibre .45 que usó en el tiroteo del miércoles por la noche.

En tanto, la Gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, manifestó hoy en una entrevista que Roof debería ser condenado a muerte por sus actos, de ser encontrado culpable.

“Este es un estado perjudicado por el hecho de que nueve personas inocentes fueron asesinadas. Absolutamente, queremos para él (Roof) la pena de muerte”, declaró Haley, y agregó que prefería que el joven enfrente cargos estatales, no federales.

UN RACISTA DECLARADO

Joey Meek, un antiguo amigo del tirador, contó que retomó el contacto con Roof hace unas semanas atrás. Relató que un día, mientras tomaban alcohol, Roof comenzó a quejarse de que los “negros estaban tomando el mundo” y mencionó que “alguien tenía que hacer algo al respecto para la raza blanca”.

Roof, de 21 años, está acusado de disparar y matar a nueve personas durante una sesión de estudio de la Biblia en la Iglesia Metodista Africana Emanuel el miércoles por la noche.

La policía atrapó a Roof en Shelby, Carolina del Norte, luego de que una conductora lo identificara en un semáforo en su camino al trabajo. Su detención puso fin a una intensa búsqueda que duró horas.

Entre las víctimas estaban un Senador estatal que también era ministro del templo, otros tres pastores, una administradora regional de bibliotecas, un entrenador de secundaria y terapeuta del habla, un orientador de inscripciones universitarias y un reciente graduado universitario, seis mujeres y tres hombres que sintieron la llamada de abrir su iglesia a todos.

El Presidente Barack Obama condenó la masacre y la describió como otro ejemplo del daño que las armas infligieron a los Estados Unidos.