A un día del primer debate entre los aspirantes del Partido Republicano a la nominación presidencial estadounidense, el magnate de los rascacielos Donald Trump se mantiene a la cabeza de todas las encuestas a nivel nacional entre una base conservadora que deberá decidir si Trump es sólo un espectáculo o si se le puede considerar seriamente como presidenciable.
Según los criterios establecidos por el Comité Nacional del Partido Republicano (CNR) y por las cadenas de televisión, los candidatos que podrán participar en el primer debate estelar en la cadena FOX y Facebook a las 20 horas tiempo de la ciudad de México, tendrán que figurar en los primeros 10 lugares de las preferencias en los sondeos.
Poco antes, la cadena ofrecerá un debate de los siete aspirantes que figuran en el pelotón de rezagados en las encuestas, entre los que están la empresaria Carly Fiorina y el ex gobernador de Texas Rick Perry.
Con base en la mayoría de las encuestas que han servido para definir la parrilla de salida del primer debate estelar, los candidatos que estarán presentes son Donald Trump; el ex gobernador de Florida, Jeb Bush; el gobernador de Wisconsin, Scott Walker; el médico neurocirujano, Ben Carson; el ex gobernador de Arkansas, Mike Huckabee; los senadores por Texas, Kentucky y Florida Ted Cruz, Rand Paul y Marco Rubio y, finalmente, los gobernadores de Nueva Jersey y Ohio, Chris Christie y John Kasich.
El fenómeno Trump ha conseguido calar hondo en el liderazgo del Partido Republicano, que ha pedido moderación a los candidatos en el debate para evitar el insulto y la descalificación que sólo beneficiarían a la más viable candidata demócrata a la presidencia, Hillary Clinton.
Sin embargo, permanecer impasible ante el legendario carácter abroncado y pendenciero de Donald Trump se antoja casi imposible. Sobre todo cuando se tiene la urgente necesidad de levantar cabeza en las encuestas y contrarrestar al mismo tiempo el éxito de una candidatura como la de Trump, cuyo éxito se debe, a decir de analistas, al hartazgo del electorado con la clase política.
Actualmente, según la encuesta realizada por The Wall Street Journal y la cadena NBC, 65% de los ciudadanos considera que Estados Unidos avanza en la dirección equivocada, mientras que 24% piensa que la economía empeorará el próximo año.
“Los ciudadanos no están muy contentos con los candidatos (que han surgido del Partido Demócrata o Republicano)”, consideró Bill McInturf, experto en demoscopia que trabaja como estratega del Partido Republicano.
En este ambiente de incertidumbre y desconcierto, el mensaje de Trump contra los inmigrantes y la clase política en Washington ha cundido entre la base conservadora de forma insospechada.
Ayer mismo se informó que la concejal de origen mexicano Sandra Ruiz presentará hoy ante el Concejo de Doral, Florida, una resolución para retirar la llave de la ciudad a Trump por su repudio a los mexicanos inmigrantes. La resolución pide, además, la condena de las palabras ofensivas del magnate.
Preocupados. El efecto Trump preocupa y mucho al liderazgo del Partido Republicano y a los 17 precandidatos que intentarán frenarlo como puedan a lo largo de los 10 debates televisados donde buscarán compensar la excesiva cuota de pantalla y atención de la que ha gozado Trump con sus pronunciamientos incendiarios.
La experiencia del magnate ante las cámaras de tv le garantiza, sin embargo, una salida de ventaja frente al resto de sus contendientes.
El único con experiencia en debates y golpes a la mandíbula es el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, quien seguramente no desaprovechará para lanzarle varios ganchos al magnate. La necesidad de abatir a Trump convertirá el debate en una pelea de todos contra el magnate.
Analistas coinciden en señalar que la suerte de los candidatos puede depender de un buen o un mal desempeño en esta serie de debates en la fase de primarias.
“Los debates pueden impactar de forma decisiva en las cifras de las encuestas”, consideró Geoffrey Skelly, de la Universidad de Virginia al evocar el debate televisivo de los aspirantes republicanos en 2012 cuando el entonces gobernador por Texas, Rick Perry, quien figuraba en el primer lugar de las encuestas, se tuvo que despedir de sus aspiraciones tras una pésima actuación en uno de los primeros debates.
Hillary, en tanto, enfrenta sus propios problemas. La misma encuesta de The Wall Street Journal y NBC reveló que 48% de los encuestados expresó un punto de vista negativo de la ex secretaria de Estado, y sólo 37% dijo tener una opinión positiva de la demócrata.
El sondeo mostró una baja en la popularidad de Hillary Clinton desde el realizado en junio pasado, cuando recibió 44% de opiniones positivas y 40% en contra. El estudio fue realizado antes de conocerse la posible candidatura del vicepresidente Joe Biden.
Con información de Notimex