Se desperdician mil 300 millones de toneladas de alimento al año

El uso y aprovechamiento sostenibles de los recursos naturales de la Tierra representan un balance entre la explotación que los humanos hacemos de ellos y el mantenimiento de ciclos naturales vitales que nos proveen de agua, suelos fértiles y alimentos, y permiten la conservación de diversos ecosistemas, afirmó Marisa Mazari Hiriart, investigadora del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM.

A propósito del Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra este 5 de junio, recordó que en el planeta siete mil millones de habitantes compartimos agua, suelo, aire y energía, entre otros, y somos dependientes de los mismos recursos, por lo que urge ser eficientes en la producción de bienes, así como en la generación y manejo de los desechos.

Este 2015 el lema de la efeméride es: “Siete mil millones de sueños. Un solo planeta. Consume con moderación”, y se refiere al uso eficaz de nuestros medios de subsistencia, así como a la producción de bienes y servicios (con la subsecuente generación de residuos sólidos), en el contexto de la capacidad regeneradora de nuestro mundo.

La producción de alimentos es un ejemplo del consumo no sostenible, pues mientras cada año se desperdician en el mundo 1.3 mil millones de toneladas, mil millones de personas viven con desnutrición, reveló el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

El Día Mundial del Medio Ambiente intenta que seamos más conscientes como usuarios de que los recursos naturales, de los que dependemos, son limitados; se mantienen o disminuyen mientras la población crece, resumió la doctora en ciencias ambientales e ingeniería.

Minimizar el consumo de aquéllos y la generación de desperdicios forman parte de los retos actuales, pues nuestra forma de vida genera desechos sólidos, líquidos y gaseosos que afectan el agua, el suelo y la atmósfera. “Debemos tener en cuenta que parte de éstos son reutilizables, pero requieren de un manejo y un costo”.

En los últimos 300 años, desde la Revolución Industrial, el uso intensivo de recursos naturales no ha permitido un balance; por el contrario, el desequilibrio ha sido más drástico en el reciente medio siglo, al incrementar la producción de bienes y la esperanza de vida, a la par de la deforestación, la defaunación y la pérdida de hábitats.

“Tenemos una mayor demanda con una población en aumento, y una eficiencia creciente en el uso de los recursos, pero no al mismo ritmo que generamos desechos. Creemos que la tecnología lo resolverá todo, pero no es así, aunque es de gran ayuda. Los ciclos de la naturaleza son mucho más eficaces que los que podemos hacer de manera artificial”, advirtió Mazari, quien dijo que la explotación del petróleo y de las aguas subterráneas es ejemplo de ello.