Un temblor de magnitud 5.5 golpeó hoy la región donde se asientaTokio, sin que se activara la alerta de tsunami, aunque la agencia meteorológica nipona ha advertido de posibles fuertes réplicas.
El sismo se produjo a las 14.28 hora local (05.28 GMT) y tuvo su hipocentro a 56 kilómetros de profundidad en la prefectura de Saitama (al norte de Tokio).
La Agencia Meteorológica de Japón originalmente estimó en 5.6 la magnitud del sismo, aunque posteriormente la rebajó a 5.5.
El temblor alcanzó el nivel 5 inferior en la escala japonesa cerrada de 7 grados (centrada en las zonas afectadas más que en la intensidad del temblor) cerca de la localidad de Tsuchiura, en el sur de la prefectura de Ibaraki y el nivel 4 en la mayor parte de la región metropolitana de Tokio.
Por su parte, Japan Atomic Energy, operadora de la central nuclear de Tokai, situada a unos 50 kilómetros al norte de Tsuchiura, informó de que no ha localizado ninguna subida en los niveles de radiación tras el temblor.
El director de observación de terremotos y tsunamis de la Agencia Meteorológica, Yohei Hasegawa, explicó en rueda de prensa que la zona en la que se ha registrado el movimiento telúrico es una región en la que habitualmente se han dado en el pasado terremotos de nivel 6 en la escala nipona.
Por ello, Hasegawa ha advertido de la posibilidad de que se produzcan más replicas entre los grados 1 y 4 (escala japonesa) durante la próxima semana.
BREVE INTERRUPCIÓN EN EL METRO
Las dos empresas operadoras de metro de la región, donde viven unos 35 millones de personas, suspendieron temporalmente las operaciones para revisar los trazados, al igual que sucedió en un tramo de la línea Tokaido de alta velocidad, que une Tokio con las ciudades de Kioto y Osaka (en el oeste del país).
Hacia las 15.30 hora local (06.30 GMT), una hora después de registrarse el temblor, todas las líneas principales de tren y metro ya habían reanudado el servicio.
Del mismo modo, el Aeropuerto Internacional de Narita (noreste de Tokio), cerró sus dos pistas durante unos minutos hasta confirmar que ninguna había sufrido daños.
Japón se asienta sobre el llamado anillo de fuego, una de las zonas sísmicas más activas del mundo, y sufre terremotos con relativa frecuencia por lo que las infraestructuras están especialmente diseñadas para aguantar los temblores.