Un borrador de orden ejecutiva, supuestamente elaborado por el presidente de EE.UU., Donald Trump, pide analizar la reapertura de las prisiones secretas de la CIA.
El documento, titulado “Detención e interrogatorios de combatientes extranjeros” y publicado el miércoles por los diarios The New York Times y The Washington Post, contempla la reapertura de las cárceles clandestinas de la Agencia Central de Inteligencia del país norteamericano (CIA, por sus siglas en inglés), establecidas tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra EE.UU. por el entonces mandatario estadounidense, George W. Bush.
Las mencionadas cárceles, conocidas con el nombre de “lugares negros”, pese a estar ubicadas en el extranjero, eran administradas por EE.UU. Allí, los oficiales de la CIA interrogaban a los sospechosos de terrorismo, quienes se sometían a prácticas cuestionadas por diversas organizaciones que defienden los derechos humanos.
El texto pide, además, que la prisión de alta seguridad estadounidense ubicada en la bahía de Guantánamo (Cuba) permanezca abierta para “la detención y procesamiento judicial de nuevos capturados”, no solo del grupo terrorista Al-Qaeda (como sucedió desde su creación en 2002), sino para combatientes del grupo ultraviolento EIIL (Daesh, en árabe).
En este sentido, el texto afirma que el penal de Guantánamo es “legal, seguro, humano y es consistente con las convenciones internacionales de las leyes de guerra”.
Asimismo, el borrador, aunque rechaza prácticas de tortura durante el procesamiento, pide investigar si sería mejor reiniciar el programa de interrogatorio de terroristas extranjeros puesto en marcha por George W. Bush. Durante el mandato del predecesor de Trump, Barack Obama, las técnicas de interrogatorio de Bush fueron prohibidas y muchas de las cárceles quedaron inoperativas.
No obstante, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, negó la misma jornada del miércoles que la oficina de Trump haya elaborado el referido borrador de orden ejecutiva. “Ese no es un documento de la Casa Blanca. No sé de dónde viene o dónde se originó”, dijo en una rueda de prensa.
En diciembre de 2014, el Comité de Inteligencia del Senado de EE.UU. publicó un informe que reveló los brutales métodos de la CIA tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, que habían sido autorizados por la Administración de Bush (2001-2009). Tales torturas incluían el “submarino”, malos tratos físicos, privación de sueño, simulacros de “ejecución” y amenazas de agresiones sexuales.
Aunque el Senado estadounidense ilegalizó en junio de 2015 las torturas como el submarino o la alimentación rectal forzosa, informes posteriores pusieron de relieve que la CIA continuó usando muchas de dichas prácticas, cambiándoles el nombre.
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