En la conferencia “Genocidio de Ruanda y Uganda”, de la Jornada Internacional contra la Desaparición Forzada y el Genocidio, diputados, especialistas e investigadores llamaron a aplicar la justicia internacional y lograr un cambio de cultura para evitar que estos sucesos de exterminio se repitan, toda vez que se debe salvaguardar a la humanidad.
La secretaria de la Mesa Directiva, diputada Magdalena del Socorro Núñez Monreal (PT), detalló que esta jornada se da en un marco donde México está convulsionado por la corrupción, agraviado por los sucesos donde perdieron la vida 43 estudiantes y en el desarrollo de un proceso electoral que habrá de culminar el próximo 7 de junio con la renovación de la Cámara de Diputados.
Este tipo de foros, dijo, permitirá que a partir de la experiencia dolorosa de otras naciones que han tenido que enfrentar la desaparición forzada de personas y el genocidio, “los mexicanos tomemos conciencia de lo que podrá suceder en el país si no hacemos valer nuestros derechos a la vida y el de la libertad de expresión”.
Agregó que el caso de Ruanda es un ejemplo de cómo desde las propias esferas del poder, éste se usa para generar exterminio entre sociedades, y alertó del uso de la tecnología, desarrollo e inteligencia para este tipo de acciones de aniquilación.
Por su parte, el promotor de la paz y defensor de los derechos humanos, Alfredo Rojas Díaz Durán, precisó que los conflictos internos étnicos e interraciales en Ruanda, demostraron la incapacidad de los organismos internacionales encargados de velar por el respeto a los derechos humanos.
Expresó que Ruanda a lo largo del siglo XX, conoció al menos cuatro etapas de persecución, en las cuales ningún bloque político o ideológico hizo nada para evitarlos, y dijo que un continente que ha sido disputado permanentemente entre las potencias por su riqueza en recursos naturales, mantiene a algunas poblaciones en miseria, con hambruna y descomposición social y sanitaria.
Realizar las jornadas contra la desaparición forzada y genocidio, comentó, tienen un sentido ético y moral para dar a conocer y reconstruir la verdad de los hechos y construir los caminos hacia la aplicación de la justicia internacional, a fin de evitar que acontecimientos lamentables se repitan.
Hizo un llamado a la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal para que abra un espacio al debate ciudadano orientado a impulsar el proyecto que daría forma a una ley que mitigue y desaparezca las prácticas de tortura en la capital del país.