Un estudio encontró que hasta el 80% de las escuelas continúa la venta de refrescos pese a una ley que lo prohíbe
En México el problema de obesidad se ha desbordado. Uno de cada tres niños tiene sobrepeso y siete de cada diez adultos. Las estadísticas apuntan también a que 1 de cada 3 niños en este país sufrirá diabetes en algún momento de su vida.
Para paliar lo anterior, desde el 2010 el gobierno mexicano ha adoptado medidas. Sin embargo, organizaciones civiles han recalcado cómo la industria chatarra pareciera ganar la partida por la laxitud de las autoridades, tanto en el tema del etiquetado de los alimentos como de la publicidad.
Uno de los lineamientos de la ley de 2010 fue la prohibición de la venta de comida chatarra al interior de las escuelas y la implementación de bebederos de agua potable. Pero un reciente estudio del Instituto Nacional de Salud Pública y la organización el Poder del Consumidor encontró que hasta en el 80% de las escuelas continúan comercializándose bebidas azucaradas como refrescos, lo anterior, por el desconocimiento de las autoridades de los centros educativos respecto a la ley.
En un rechazo rotundo por la inacción del Estado y la necesidad de llevar un registro de las escuelas que incumplen con esta ley, la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), en colaboración con El Poder del Consumidor, han creado una campaña con un sitio para denunciar a las escuelas que aún vendan chatarra.
La denuncia puede hacerse en www.miescuelasaludable.org por parte de los niños o sus padres. Con estos datos, las organizaciones mencionadas antes, harán presión a las autoridades para resuelvan el problema.
Hasta hoy, solo la tercera parte de las escuelas cuenta con un bebedero y distintas organizaciones también están presionando para que esto cambie y se ejerza un presupuesto adecuado en este renglón.
Esta campaña es un ejemplo de un movimiento interesante que se está dando en México de una sociedad civil más involucrada, y que no puede esperar eternamente a que las autoridades hagan su trabajo.
Ecoosfera