La obesidad entra por los ojos: comida a la vista aumenta riesgo

Como dice un dicho popular “el amor entra por los ojos” y un nuevo estudio acaba de comprobar que la comida se puede volver un peligroso objeto de afecto que, entre más está a la vista, mayor probabilidad tiene de causar obesidad, aunado a una baja autoestima.

Expertos de la Universidad Estatal de Ohio se metieron a la casa de 100 personas voluntarias de entre 20 y 78 años, la mitad de ellos con obesidad y los otros con un peso saludable. Ahí, revisaron en dónde guardaban su comida, y el diseño que tenía la cocina, alacena y el resto del inmueble.

Preguntaron a demás sobre sus hábitos alimenticios y midieron la distancia entre el lugar favorito de cada quien dentro de su casa y el sitio en donde guardaban la comida, tomando en cuenta cualquier puerta o escalera que pudiera bloquear el acceso a los alimentos, de acuerdo con información de HealthDay.

A la par, cada participante resolvió una encuesta psicológica que evaluó síntomas de depresión, baja autoestima y preocupación por su manera de comer.

Foto: Shutterstock

Tras dos semanas de seguimiento, los realizadores concluyeron que los voluntarios con obesidad tendían a dejar comida a la vista por varios sitios de su casa. Notaron además que en general, su presupuesto era igual que el de las personas con peso normal, pero los primeros invertían más en comida rápida y por ello su consumo de azúcar y de alimentos menos saludables era mayor.

La investigación, publicada en el International Journal of Obesity estuvo comandada por el profesor de psicología Charles Emery, quien en un comunicado de prensa dijo que “la cantidad de comida en las casas era similar, pero en las de los individuos obesos los alimentos se distribuían en más lugares afuera de la cocina. Esto se refiere a los ambientes diseñados para que sea más difícil alcanzar la comida, algo que no se había documentado bien antes”.

En el aspecto psicológico, se encontró que la autoestima es importante “porque cuando los adultos no se sienten bien consigo mismos, podría haber menos incentivos para implementar cambios del comportamiento en el hogar”, dijo el experto. Los resultados del test dieron mayores índices de baja autoestima y depresión en las personas obesas.

Los hallazgos arrojaron que quienes padecen obesidad reportaron una preocupación sobre tener suficiente acceso a los alimentos y además, que les era difícil evitar comer si se encontraban preocupados.

“Esto podría reflejar más preocupación con la comida, que también es importante. Si la comida es algo en lo que se piensa todo el tiempo, se podría convertir en una fuente de estrés. Pero es difícil no pensar en comida. No se puede dejar de comer, pero se podría cambiar la manera en la que se come, y hasta cierto grado, cambiar la manera en la que se piensa en comer”, apuntó Emery.

El equipo de psicólogos aceptó que se necesita una mayor investigación, pues no pudieron concluir si en sí el ambiente que crearon en casa contribuyó a su obesidad o si fue dicha condición la que los llevó a ese ambiente.

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