Las donaciones de sangre salvan muchas vidas, pues es común que en las intervenciones quirúrgicas se requieran grandes cantidades para sacar adelante a un paciente del quirófano.
Una sola beneficia hasta a cuatro personas, a quienes se les puede compartir, por separado, plaquetas, glóbulos rojos, glóbulos blancos y plasma, explicó Bertha Espinoza Gutiérrez, del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM.
A propósito del Día Mundial del Donante de Sangre, que se celebra este 14 de junio por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la especialista del Departamento de Inmunología de la entidad universitaria resaltó que, en el análisis previo realizado a cada donador potencial, éste tiene la oportunidad de conocer la condición de su sangre, la cual es sometida a varias pruebas específicas.
“Muchos ignoran, por ejemplo, que tienen el parásito Trypanosoma cruzi, causante de la enfermedad de Chagas y, aunque son rechazados para la donación, los análisis les permiten saber de esa infección y atenderse”, comentó.
La demanda supera a la oferta
Este 2015 el lema de la efeméride es “Gracias por salvarme la vida”. La campaña se centra en agradecer a los donantes, pero también invita a ceder sangre de manera espontánea y con regularidad, con otro enunciado: “Dona voluntariamente, dona a menudo. Donar sangre es importante”.
La idea de la OMS es generar conciencia con el fin de garantizar la calidad, seguridad y disponibilidad para quienes la necesiten.
Las transfusiones contribuyen a salvar millones de vidas cada año. Permiten aumentar la esperanza y la calidad de vida de pacientes con enfermedades potencialmente mortales, así como realizar procedimientos médicos y quirúrgicos complejos. También desempeñan un papel fundamental en la atención materno-infantil, los desastres naturales y aquéllos provocados por el humano, difunde la OMS en su portal electrónico.
Pero en muchos países la demanda supera a la oferta y los servicios enfrentan dificultades para conseguir que el suministro sea suficiente, con la calidad y seguridad necesarias. Sólo puede garantizarse mediante donaciones periódicas voluntarias no remuneradas. El objetivo de la OMS es que, de aquí al 2020, todos los países obtengan su abastecimiento de esa manera.
Espinoza Gutiérrez resaltó que desde hace décadas en México existen controles sanitarios estrictos para transfundir sangre libre de infecciones.
“Aunque se hacen pruebas específicas desde muchos años antes, en la década de 1980 se adoptaron controles para detección del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y, a partir del 2007, el sector salud puso como mandato la detección del Trypanosoma cruzi”, remarcó.
Entre las bacterias, virus y parásitos que entran en esta regulación se cuentan el VIH y Trypanosoma cruzi; además, se detectan los agentes que provocan hepatitis B, C y enfermedades de transmisión sexual.
La científica del IIBm trabajó con muestras del banco de sangre del Centro Médico Nacional La Raza del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el más importante del país, con 100 mil unidades al año y categoría de excelencia, considerado el segundo más grande de América Latina, después de uno en Brasil.
En colaboración con esa instancia, Espinoza Gutiérrez desarrolló un proyecto para confirmar la presencia de anticuerpos ante el parásito causante de la enfermedad de Chagas. “Actualmente se realiza una prueba específica, además de una pregunta concreta en el cuestionario previo que se hace a los donantes potenciales”, concluyó.