Sin apoyo de nadie y sin hogar, familias en Oaxaca dejan a sus muertos detrás y huyen al monte

Igual que fugitivos de la ley, sin apoyo de las autoridades, instalados en lo que antes era un terreno para el pastoreo del ganado, la familia de Francisca Cruz Valdivieso sobrelleva las últimas horas del fin de semana en el que se han presentado más de diez réplicas del sismo del siete de septiembre.

“Yo estaba ayer en mi casa, en Comitancillo, pero una de mis hija me trajo para acá, de por allá no dormía en la casa, lo hacíamos en el patio, pues es peligroso estar cerca de las paredes. Ahora acá nos prestaron este terreno, y acá pensamos pasar hasta que se acaben los temblores”, cuenta la mujer de 59 años, empleada de Petróleos Mexicanos (Pemex), quien siente que la angustia la está mermando física y emocionalmente. Sus ojos son tristes y sin esperanza. No sabe qué pasará con su trabajo y salud.

Estar cerca de los suyos, hijas y nietos, le da un poco de alivio a Francisca, reconoce mientras se tira en una hamaca multicolor a la cual le estira los hilos en señal de estrés. Cerca de ella una vaca recoge un poco de pastura y se espanta las moscas con la cola. Unos perros, sus mascotas, formaron una manada que vigila y juguetea mientras los hombres y adolescentes realizan labores para acondicionar casas de campaña y catres de costal de yute para pasar la noche que se avecina con una tormenta.

Como la de Francisca, docenas de familias de este municipio han salido de sus domicilios y construcciones provisionales para refugiarse en terrenos de cultivo, potreros o solares enmontados en donde volvieron a construir casitas y a montar campamentos. Casi todos muestran la misma mirada de Francisca, más con las últimas noticias, donde se dio a conocer la muerte de tres ciudadanos más a consecuencia de los temblores. Dos de ellos eran adultos mayores discapacitados. Ya con el primer y destructivo temblor, el panteón de Ixtaltepec reclamó diez cadáveres.

Las personas que han huido al monte dicen que cualquier lugar ahora es más seguro a estar cerca de las viviendas, después de las réplicas del sábado por la mañana, el temor corrió velozmente por las calles de los municipios del Istmo de Tehuantepec para instalarse en cientos de corazones acongojados porque la tierra y sus violentas sacudidas se tragan construcciones, derrumba puentes, aplasta y mata.

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Source: Mexico