Un estudio publicado recientemente en la revista Global Change Biology revela que poco más de la mitad de las tortugas marinas del planeta han ingerido algún tipo de plástico, citó Sin Embargo.
El estudio fue dirigido por la científica Qamar A. Schuyler de la Universidad de Queesland, y advierte de los graves daños que los niveles de contaminación por este material causan a los ecosistemas marinos.
Se calcula que entre cuatro y 12 millones de toneladas de plástico son depositadas anualmente en nuestros océanos y éstas provocan una variedad de problemas en la vida silvestre marina, principalmente con la ingestión y el enredo de las especies expuestas.
“La contaminación por los desechos marinos de plástico está convirtiéndose rápidamente en una de las preocupaciones ambientales más críticas que enfrenta la fauna en el siglo XXI”, advierte el estudio, que indica que entre las especies más afectadas se encuentran las tortugas, pues alrededor del 52 por ciento del total de estos animales lo ha ingerido.
Las tortugas confunden el plástico con alimento y lo consumen. Tiempo después mueren de hambre porque se sienten “llenas” con el plástico ingerido y no obtienen nutrientes. Foto: Shutterstock
Las tortugas confunden el plástico con alimento y lo consumen. Tiempo después mueren de hambre porque se sienten “llenas” con el plástico ingerido y no obtienen nutrientes. Foto: Shutterstock
Para llegar a esta conclusión, los científicos realizaron un análisis de los riesgos para los quelonios a escala global, combinando las distribuciones de plásticos marinos del planeta y mapas de hábitats de las tortugas “para predecir los niveles de exposición a la contaminación del plástico. [Y además,] se utilizaron datos empíricos de necropsias de animales fallecidos para evaluar la consecuencia de la exposición a éste tipo de contaminantes”.
Durante el estudio se encontró que las regiones de mayor riesgo para las poblaciones mundiales de tortugas marinas están “fuera de las costas orientales de los Estados Unidos, Australia y Sudáfrica; el este del Océano Índico y en el sudeste asiático”, y que la especie más amenazada es la tortuga golfina, especie catalogada como amenazada alrededor del mundo y en peligro de extinción en las costas de México.
La investigadora Schuyler advierte que la contaminación por plástico es un factor importante de amenaza para estos animales y que se suma a otros como la pesca incidental o la caza furtiva. “[Las tortugas] pueden morir directamente por la ingestión de plásticos por la obstrucción de los intestinos o por medio de la perforación de la pared intestinal. También pueden experimentar impactos subletales, tales como la disminución de su dieta”, explica la especialista en una declaración recogida por El País de Uruguay, diario que explica que la dieta disminuye debido a que “la tortuga se siente ‘llena’ por el plástico y, debido a ello, no come tanta comida con carga nutricional como debería”.
Otra razón por la que el plástico puede provocar la muerte de estas especies es la liberación de los productos químicos tóxicos que fueron utilizados para su creación, mismos que son absorbidos durante el viaje del plástico en el océano. “Ahora sabemos de la existencia de microplástico que están entrando en los océanos por nuestros cosméticos, la ropa que usamos, y la fragmentación de las partículas de plástico más grandes”, declaró el científico a The Washington Post.
Este estudio se suma a uno reciente que reveló que más del 60 por ciento de las aves marinas del mundo han comido desechos plásticos y que para 2050 el 99 por ciento habría tenido este destino.
Ante el nivel preocupante de la problemática, la investigadora llama a que se tomen medidas para disminuir el impacto de la contaminación: “A menos que tomemos medidas sustanciales, el problema está destinado a aumentar. Para marcar la diferencia –dijo a The Washington Post– los consumidores deberían simplemente decir no al uso de un sólo plástico, como las bolsas de comestibles y botellas de agua desechables”.
La científica asegura que sería un paso importante puesto que se ha comprobado que la disminución de la concentración de plástico en los océanos conduce a la disminución del consumo del mismo por especies marinas.