La picadura de una araña reclusa parda o violinista es lo peor que les podría pasar, y eso le pasó a un abogado británico de 40 años en un avión, informó la Agencia Reforma.
El infortunado Jonathan Hogg viajaba de Doha a Cape Town, en Sudáfrica. De repente, sintió un horrible dolor agudo en su rodilla. Era una araña reclusa que salió corriendo por el pasillo.
Dos azafatas advirtieron de su presencia y él no le dio importancia a la herida. Pero al día siguiente, estaba negra, abierta y rellena de pus. Los doctores tuvieron que operarlo tres veces y casi pierde la pierna, reportó el periódico británico The Daily Telegraph.
Hogg solo estaba de vacaciones. Ahora demanda a la aerolínea (Qatar Airways), que ha rechazado tener responsabilidad alguna por el incidente.