La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) acordó que el 28 de octubre discutirá en paquete los siete recursos de amparo en revisión interpuestos por apicultores de Yucatán y Campeche contra la siembra de soya transgénica, informó Jorge Fernández, abogado que apoya a los productores.
Ayer se tenía previsto que el ministro Fernando Franco González presentara su ponencia en torno a los amparos 241/2015, 270/2015 y 410/2015 presentados por las autoridades mayas de Campeche, y que en próximas fechas los ministros Eduardo Medina Mora y Margarita Luna Ramos decidieran sobre los recursos 498/2015, 499/2015, 500/2015 y 198/2015, pero se informó que todos serán atendidos tres días antes de que concluya el mes en curso por los integrantes de la segunda sala de la SCJN.
En 2012, la Secretaría de Agricultura (Sagarpa) otorgó, sin tomar en cuenta a las comunidades, a Monsanto un permiso para la siembra de soya transgénica en 253 mil hectáreas en la península de Yucatán, la planicie de la Huasteca y Chiapas.
Rémy Vandame, investigador del Colegio de la Frontera Sur, advirtió que la soya transgénica pone en riesgo a las abejas por el uso de insecticidas y agroquímicos que trae consigo el monocultivo.
Las plagas en ese cultivo se controlan y combaten con sustancias que son tóxicas para las abejas; este es un debate que lleva tres décadas, enfatizó.
De aprobarse la siembra de soya transgénica en la península de Yucatán, no sólo se pone en riesgo 40 por ciento de la producción de miel del país y a 15 mil familias que se dedican a dicha actividad, sino a la selva maya, la diversidad cultural y biológica de la región, abundó Vandame.
Refirió que en Argentina los apicultores que estaban en la Pampa tuvieron que desplazarse hacia la zona de los Andes, debido a que con el monocultivo de soya transgénica se perdió la diversidad de flora, alimento de las abejas.
“En términos de apicultura, los cultivos de soya son desérticos porque el tiempo de floración es tan breve –una o dos semanas– que no representa nada para la producción de miel”.
Explicó que si bien la regla de la Unión Europea establece que la miel podrá contener 0.9 por ciento de rastros transgénicos, el polen que hay en ella es de apenas 0.1 por ciento por lo que nunca se llegará al límite de la restricción legal.
Sin embargo, los contratos de exportación firmados por los apicultores mexicanos establecen que no habrá ningún rastro de transgénico en su producto.
Todos los compradores europeos quieren miel mexicana libre de transgénicos, es decir, cero tolerancia a los organismos genéticamente modificados.
El Global Forest Watch asentó hace dos años que en la península de Yucatán se perdieron más de 80 mil hectáreas de cobertura forestal, equivalente a casi la mitad de lo que se destruyó en el país, y sólo en Campeche 38 mil hectáreas de selva virgen fueron deforestadas por la ampliación de la frontera agrícola para la siembra de soya.
En las zonas deforestadas y en sus alrededores es visible la desecación de los cuerpos de agua superficial y observan numerosas perforaciones de pozos ilegales, agregó Ma OGM Colectivo sin Transgénicos.
La Jornada