Se acabó la era de los grandes capos: InSight Crime

Las capturas de Joaquín El Chapo Guzmán; Miguel Ángel Treviño, El Z-40; Héctor Beltrán Leyva, El H; y más recientemente de Servando Gómez, La Tuta, y Omar Treviño, El Z-42, fueron el punto culminante de la estrategia de México para desmantelar bandas criminales, señala un análisis de la empresa especializada en seguridad InSight Crime.

Asevera que, con algunas excepciones, la joven generación de líderes criminales que reemplazarán a estos hombres no es de la talla de los mencionados en la lista anterior y ningún cártel cuenta claramente con un sucesor cuyas capacidades puedan compararse con las de sus predecesores.

Considera que ésta es una gran oportunidad para los responsables de formular políticas en México sobre la forma en que integran expedientes sobre los grupos criminales y sus principales líderes.

Según el análisis firmado por Patrick Corcoran, las autoridades mexicanas tienen el reto de eliminar lo que motiva a los capos de la droga a ser violentos.

Recordó que la estrategia contra las drogas en México se basa en identificar a los líderes de la droga y ponerle precio a su cabeza.

Según InSight Crime, todos los capos que han sido capturados estaban huyendo desde mucho tiempo atrás, lo cual les quita incentivos para bajar su nivel de violencia: “Su principal motivación era no ser atrapados, no evitar cometer atrocidades”.

Por ello, Corcoran propone adoptar un modelo que no se base en ponerle etiqueta de búsqueda a los líderes de los cárteles, sino más bien que se puedan reunir suficientes pruebas para acusarlos y lograr condenarlos.

Manifestó que lo anterior es viable en la actual coyuntura que vive México y con ello se reduciría la violencia.

Las capturas de Joaquín El Chapo Guzmán, Miguel Ángel Treviño, El Z-40; Héctor Beltrán Leyva, El H; y más recientemente de Servando Gómez, La Tuta, y Omar Treviño, El Z-42, fueron el punto culminante de la estrategia de México para hacer capturas importantes, señala un análisis de la empresa especializada en seguridad
InSight Crime, la cual agrega que “el verdadero trabajo de la maquinaria de seguridad mexicana apenas comienza, y consiste en eliminar lo que motiva a los capos de la droga a ser violentos”.

“Gómez y Treviño forman parte de una larga lista de grandes figuras del crimen organizado mexicano que se encuentran tras las rejas o muertos: Joaquín El Chapo Guzmán, Arturo Beltrán Leyva, Ignacio Coronel, Miguel Ángel Treviño (hermano de Omar), Heriberto Lazcano, Nazario Moreno y muchos más.

“Con algunas excepciones, la joven generación de líderes criminales que reemplazarán a estos hombres no es de la talla de los mencionados en la lista anterior. Ésta es una gran oportunidad para quienes los responsables de formular políticas en México”, indica la información.

“Uno de los factores determinantes del crimen organizado mexicano es que ha sido liderado por fugitivos. Todos los hombres que han sido capturados estaban huyendo desde mucho tiempo atrás. No tenían una acusación del gobierno mexicano pendiendo sobre sus cabezas, pero para figuras como La Tuta o El Chapo, su prontuario era lo suficientemente grande como para suponer que, una vez arrestados, entablar un caso legal era sólo una formalidad”, añade.

El texto, autoría de Patrick Corcoran, menciona que, a diferencia de Estados Unidos, lejos de mantener un bajo perfil, los jefes de la mafia tienen los mismos incentivos para no evitar cometer atrocidades que se traduzcan en mayores penas una vez en prisión.

“Aunque esta diferencia puede parecer insignificante, cada uno de estos dos modelos crea una estructura de incentivos radicalmente diferente para los jefes criminales. Un cabecilla en Estados Unidos —o en otros países donde es poco común que los capos de la droga estén fugitivos— intenta vivir como un miembro de su comunidad, mantener un perfil bajo y evitar las provocaciones, las cuales le darían al gobierno más evidencias para entablar un caso judicial en su contra”, refiere InSight Crime.

“Éste no es el caso en México, donde los jefes del crimen no tienen los mismos incentivos para bajar la cabeza y reducir la violencia. Finalmente, su principal motivación es evitar ser atrapados, no evitar cometer atrocidades que pueden convertirse en un fuerte cuerpo de evidencia en su contra en un tribunal mexicano”.

Por ello, señala la organización, es un buen momento para cambiar las políticas públicas en relación con los cárteles de la droga.

Añade que la captura de los capos que desataron una ola de violencia sin precedentes durante la presidencia de Felipe Calderón ofrece una extraordinaria oportunidad para México. Está surgiendo un nuevo tipo de líderes criminales que sustituirán a El Chapo Guzmán y Servando Gómez y muchos otros capos que han sido capturados o asesinados en la última década.

“Si México logra cambiar este modelo de ‘narcotraficante fugitivo’, y si logra que los narcotraficantes tengan un genuino interés en evitar la violencia, entonces el hampa del país tenderá a modos más pacíficos de actuar”, explica.

“Por desgracia”, afirma, “no está claro hasta qué punto las políticas gubernamentales pueden influenciar este cambio. Organizaciones como Los Zetas y los Caballeros Templarios tuvieron diversas razones para emplear tácticas extremadamente violentas, que iban desde intimidar a sus rivales hasta romper la cadena de mando de la organización. Muchos de estos factores no están influenciados por las políticas gubernamentales”.

Excélsior