Apicultores mayas mantienen la esperanza de que el la SCJN falle a favor de ellos y no de Monsanto; el abogado encargado del caso sostiene que el máximo tribunal de México está ante una oportunidad histórica de emitir un fallo que beneficie a comunidades indígenas
El día de mañana la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) decidirá la legalidad o no de la siembra de soya en la Península de Yucatán, en un proceso en el que están encontrados dos actores: por un lado, más de 50 mil familias apicultoras, y del otro, el Ejecutivo federal y Monsanto.
El día de ayer, apicultores y miembros de la sociedad civil se apostaron a las fueras de la SCJN para entregar más de 63 mil firmas en apoyo a las comunidades mayas, que llegaron también con la esperanza de que los magistrados fallen a favor de la defensa de su actividad económica más importante y que han desempeñado por años; piden a los magistrados, “por favor” que consideren la situación que ha creado la siembra de la soya transgénica de Monsanto.
Jorge Fernández, abogado del caso, explicó en entrevista para SinEmbargo, que desde el punto de vista argumentativo se cuentan con todas las pruebas que acreditan los principales hechos que se reclaman, que son la violación al derecho precautorio, al derecho a un ambiente sano y a una consulta previa, libre e informada, por lo que la Suprema Corte está ante una oportunidad “histórica” para emitir un fallo que sea acorde a los más altos estándares en materia de derechos humanos y en un caso en que el Ejecutivo se ha mostrado del lado de una empresa privada.
“El Ejecutivo está y va de la mano, litigando junto con Monsanto. Los argumentos que ha presentado la empresa son similares a los presentados por el Servicio Nacional de Sanidad, inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica). El mismo Ministerio Público federal impugnó a favor de Monsanto, lo que evidencia que hay un total y absoluto respaldo del Ejecutivo federal para la siembra de transgénicos”, dijo al respecto el legista, que agregó que también la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) ha desoído los riesgos que ya están viven las comunidades.
La siembra de soya genéticamente modificada en la región, ha provocado un proceso de deforestación acelerada en la que es considerada la última selva mexicana. Tiene otras consecuencias como la concentración de la tierra, pérdida de empleos y daños a la salud. Según el testimonio de los apicultores, la pérdida de árboles dificulta el control sobre las abejas y éstas a su vez presentan desorientación.
El de la miel es un negocio que en el último año generó ganancias por mil millones de pesos. El principal socio comercial de los apicultores mayas es Europa, que ha preferido la miel mexicana, por ser libre de transgénicos, sin embargo, la producción más reciente ya está contaminada por estas semillas, además de que la cantidad se ha visto afectada.
Como lo explicó la apicultora Angélica María Ek Canché, antes, con 15 colmenas salía un tambor de miel de 300 kilos, pero ahora con esas mismas 15 colmenas se obtiene un bote de 30 kilos.
“Desafortunadamente vemos que los empresarios que no viven ahí y sólo buscan ser más ricos que todos, nos van a dejar en la pobreza, porque la miel ya no será como antes […] estamos preocupados porque por años hemos vivido de la apicultura. De ahí sacamos para los estudios de nuestros hijos”, agregó Angélica.
EL CASO EN LA SUPREMA CORTE
Hace 18 meses, por un amparo que interpusieron los apicultores, cuatro jueces locales frenaron el permiso de Monsanto. Sin embargo la empresa y el Gobierno federal impugnaron el fallo que será abordado el día de mañana por la Segunda Sala de la SCJN, integrada por el ministro Fernando Franco González, Margarita Luna Ramos y Eduardo Medina Mora.
En 2012, la Sagarpa autorizó a Monsanto la siembra de soya en 253 mil hectáreas en la Península de Yucatán, la Planicie Huasteca y Chiapas.
Los apicultores y las comunidades mayas acudieron ante la justicia federal al considerar que se vulneraban sus derechos a la consulta libre, previa, informada y culturalmente adecuada y a un medio ambiente sano; estos argumentos les fueron reconocidos por jueces federales mediante sentencias emitidas en 2014, pero fueron impugnados por la Sagarpa y por Monsanto. El caso llegó a la SCJN dado a su trascendencia y relevancia, y la posible afectación o alteración de valores sociales, así como la convivencia y bienestar para las comunidades apícolas mayas que habitan en la Península de Yucatán.
Las organizaciones denunciaron que de aprobarse la siembra de soya genéticamente modificada en la Península de Yucatán terminaría con un círculo virtuoso en una región en la cual la apicultura ha fomentado un desarrollo humano sustentable durante años.
“Nuestra preocupación es que fallen en contra de nosotros, pero tenemos la esperanza de que los magistrados vean, analicen muy bien este caso, porque son miles de familias mayas que dependemos de la apicultura, y si la deforestación sigue adelante, esa actividad va a desparecer, y es una lástima porque es una actividad milenaria, es una cultura que nuestros antepasados nos han venido heredando y queremos que los magistrados consideren eso, que no den un fallo que beneficie a unas cuantas personas que están implementando los campos de soya”, sostuvo el apicultor Gustavo Huchin Cauich.
Otro argumento que menciona en reiteradas ocasiones don Gustavo, es que si el fallo es a favor de Monsanto, el sustento económico de las familias se verá fuertemente afectado, ya que es la apicultura la actividad que les reditúa, ya que la agricultura sólo rinde para el consumo propio.
“La mayoría de las familias mayas tiene abejas meliponas o apis mellifera, de tal manera que se depende mucho más de la apicultura que de la agricultura, y con la deforestación se está acabando esta actividad, que también es una cultura que nos han venido heredando nuestros papás. Sólo tenemos la esperanza de que la SCJN falle a nuestro favor”, explica.
Finalmente, el apicultor maya lanzó un mensaje: “apóyenos en esta lucha. Nosotros los mayas se los vamos a agradecer mucho”.
Sin Embargo