El comandante del Ejército de Brasil descartó cualquier posibilidad de un golpe militar, a pesar de la “crisis ética” que atraviesa el país con el azote de la corrupción.
“No hay chance de eso (de un golpe). Brasil es un país de instituciones sólidas y maduras, que están cumpliendo su papel”, dijo el general Eduardo Villas Boas en una entrevista al diario O Estado de Sao Paulo, publicada este lunes.
“Nuestro papel es esencialmente institucional, legal y enfocado en el mantenimiento de la estabilidad para permitir que las instituciones cumplan sus funciones”, añadió.
Villas Boas destituyó por estos días a otro general, entonces jefe del comando de las tropas en el sur de Brasil, por convocar a oficiales de reserva al “despertar de una lucha patriótica” y criticó a la presidenta Dilma Rousseff, amenazada con un juicio político.
La declaración de ese general, Antonio Morao, “no puede ser abordada de manera simplista. En un momento conturbado no es deseable nada que produzca inestabilidad o inseguridad”, indicó, asegurando no obstante que el Ejército “nunca estuvo tan disciplinado y cohesionado”.
Brasil restableció su democracia en 1985 tras 21 años de dictadura militar que comenzó en 1964 con un golpe de Estado. Tres décadas después de la transición, la sociedad brasileña sigue muy sensible ante la posible injerencia del Ejército en la esfera política.
“La sociedad brasileña se desacostumbró a oír a los militares y siempre que los militares se manifiestan, eso causa alguna reacción, repercusión y no debe ser así. El segmento militar forma parte de la sociedad y del Estado y tiene un papel muy importante”, señaló el general.
Villas Boas, que fue designado por Rousseff a comienzos de año, habló hace dos semanas sobre el peligro de una “situación extremadamente difícil” que puede desatar una “crisis social”.
El comandante volvió a hablar sobre una “crisis ética” y estuvo de acuerdo que la corrupción está instalada en el país.
De allí que consideró “interesante” que “las personas no demanden, exijan que el Ejército tome providencias para solucionar la crisis. Pero las personas están demandando, la verdad, los valores que las Fuerzas Armadas encarnan y representan y que la sociedad carece”.
La Jornada