Expertos internacionales y servidores públicos del gobierno federal pidieron al Senado de la República crear una legislación que permita el crecimiento urbano ordenado, que evite el aumento de la pobreza en las zonas denominadas “cinturones de miseria” y ponen de mal ejemplo a Chihuahua en permisos desordenados.
Advirtieron, se requiere que las leyes fortalezcan los proyectos urbanos de los gobiernos estatales y, particularmente, municipales, a fin de que estos se concreten antes de que los desarrolladores de zonas residenciales y comerciales se apropien de terrenos e incentivos políticos para revertir la tendencia de gobernadores y presidentes municipales que autorizan, de forma desordenada, permisos para la construcción de unidades habitacionales o centros comerciales.
Shlomo Angel, del New York University Stern Urbanization Project, advirtió por su parte que en México el punto principal a resolver es que las autoridades de gobierno concreten proyectos urbanos, con un crecimiento que implique la protección de áreas naturales y delimitación de zonas de riesgo, antes de que los desarrolladores adquieran terrenos para la edificación de zonas habitacionales, de comercio y oficinas.
“El gran reto es organizar, diseñar antes de la ocupación, de eso se trata la planeación urbana, porque una vez que llegan los desarrolladores y edifican, ya no puedes construir caminos, ni proteger áreas verdes”, pero además, subrayó, no puedes tener un control con éxito del crecimiento de las ciudades, y esto fomenta el crecimiento de la pobreza.
Ejemplo de ello, abundó, es la falta de planeación de caminos que conecten a las ciudades, lo cual es preocupante por las repercusiones económicas que involucran al transporte público, al comercio, a la dotación de servicios, y en donde se permiten desarrollos sin infraestructura, pues existe mayor pobreza.
Al hablar del aspecto político, destacó que la nueva ley debe revertir las severas contradicciones que existen entre la planeación urbana y el plan de gobierno, como en el caso de Chihuahua, donde los desarrolladores compran terrenos donde no está autorizada la urbanización, “porque esperan a que llegue un alcalde amigable que revierta la norma, pero por lo pronto ya subdividieron el terreno, y no se permite que los especialistas hagan propuestas” para un crecimiento urbano ordenado y sustentable.
La falta de planeación urbana, advirtió, ha derivado en que se pretenda una contención con éxito, que consiste en permitir el crecimiento vertical en zonas ya urbanizadas, pero esto incrementa el precio de la vivienda y la hace inaccesible a la mayoría de la población. La contención no exitosa es la construcción en zonas suburbanas, carentes generalmente de servicios y que, por ende, no benefician a los pobres.