Luego de que el agente del Ministerio Público de la Fiscalía General del Estado aportara los elementos probatorios contundentes por la comisión de los delitos de homicidio calificado, cometidos en perjuicio de quienes en vida respondían a los nombres de Diana Abigail Castillo Trejo y Juan Carlos García Zubía, un juez de Garantía dictó una sentencia condenatoria de 40 años en prisión en contra de Carlos Sebastián García de Ávila.
De acuerdo a las investigaciones, el doble homicidio se registró el 16 de abril del 2013 en el interior de un domicilio ubicado en la calle Casa de Janos # 3409, en la colonia Toribio Ortega, en donde el hoy sentenciado sostuvo una discusión con su padre biológico, debido a que presenció cuando éste “lanzaba piropos” a su novia.
Dicho incidente provocó un gran enojo en García de Ávila a tal grado que, según confesó al momento de su captura, durante todo un día estuvo pensando la forma en que se desquitaría de su padre, y aseguró además que escuchó voces que le decían “mátalo”, por lo cual él sólo obedeció.
Para vengarse esperó a que su padre llevara a su hermano menor a la escuela, toda vez que ese momento aprovechó para asesinar a cuchilladas a su madrastra, quien fue victimada cuando preparaba comida en la cocina.
Para no levantar sospechosas en la víctima, le pidió a ésta que le revisara la garganta asegurándole que tenía una molestia; al momento de hacerle la revisión, Carlos Sebastián tomó un cuchillo y apuñaló a su madrastra en repetidas ocasiones hasta privarla de la vida; después arrastró el cuerpo a un cuarto que está a lado de la cocina y limpió la sangre.
Una hora después llegó su padre y le pidió que le revisara una cortada que se había provocado en el dedo, cuando su progenitor le revisó la herida sacó un cuchillo y también lo asesinó.
Después envolvió los cadáveres con dos cobijas y los subió a la cajuela de un vehículo de la marca Mercury, línea Cougar, color café, modelo 1997, propiedad de su padre y que estaba estacionado en la cochera de su vivienda.
Posteriormente, trasladó el automotor al cruce de las calles Coral No. 7223 y Pedernal, en la colonia Morelos y lo dejó abandonado.
Minutos después se fue a su vivienda a borrar las manchas de sangre y tomó otro automóvil de su papá para ir a ver su novia que tenía su domicilio en la calle Tres Jacales, en la colonia Toribio Ortega.
Agentes investigadores adscritos a la Unidad de Delitos contra la Vida lo ubicaron en dicha vivienda y lo llevaron a las instalaciones de la Fiscalía para que declarara sobre los referidos hechos.
Inicialmente, Carlos Sebastián refirió que desconocía lo sucedido, pero después de un largo interrogatorio aceptó que fue él quien asesinó a su madrastra y a su padre biológico, narrando que tuvo un conflicto con su progenitor, ya que lo sorprendió cuando le realizaba piropos a su novia.
Por lo anterior, un juez de Garantía mediante un procedimiento abreviado, lo sentenció a compurgar una condena de 40 años en prisión por ambos homicidios.