Seguridad rusa confirma origen terrorista de la caída del A-321 en el Sinaí

La caída del Airbus ruso en el Sinaí el 30 de octubre se debió a la explosión de una bomba introducida en el aparato, confirma el Servicio Federal de Seguridad (FSB, por su acrónimo ruso).

“Podemos afirmar que fue un atentado terrorista”, ha confirmado hoy martes al presidente ruso, Vladimir Putin, el director del FSB, Aleksandr Bortnikov, tras el análisis por los expertos, tanto de las posesiones de los pasajeros como de partes del avión, informa el portal oficial del Kremlin.

“Durante el vuelo, se hizo detonar un dispositivo casero con una potencia de 1,5 kilogramos de TNT. Como resultado, el avión se deshizo en el aire, lo que puede determinarse por la amplia dispersión de los restos del fuselaje”, ha añadido Bortnikov.

El presidente ruso ha dado órdenes a sus servicios de centrarse en determinar la identidad de los responsables del atentado.

“Les buscaremos estén donde estén y los encontraremos en cualquier rincón del mundo”, ha dicho Putin tras considerar que los rusos no limpiarán las lágrimas de sus almas ni de sus corazones, y que el dolor quedará con ellos para siempre, pero que eso no les impedirá “encontrar y castigar a los criminales”.

En este sentido, el FSB ha ofrecido una recompensa de 50 millones de dólares estadounidenses por toda información que conduzca a detener a los terroristas.

“El FSB se dirige a la comunidad rusa e internacional con una solicitud de ayuda para la identificación de los terroristas; por la entrega de informaciones que ayuden a la detención de los criminales será pagada una recompensa de 50 millones de dólares”, ha comunicado hoy martes el centro de relaciones públicas del organismo de Moscú.

Además, Putin ha advertido de que las represalias podrían extenderse a quienes colaboren con los autores del atentado: “Los que intenten ayudar a estos criminales deben saber que las consecuencias de estas tentativas recaerán íntegramente sobre sus hombros”, ha dicho el presidente ruso.

En este contexto, el máximo responsable del Kremlin ha aclarado que la campaña antiterrorista en territorio sirio no sólo debe continuar, sino reforzarse, “de manera que los criminales sepan que el castigo es inevitable”.

La banda terrorista takfirí EIIL (Daesh, en árabe) reivindicó la autoría del siniestro desde el mismo día, 31 de octubre, en que se produjo, y días más tarde precisó que perseguía vengar las operaciones antiterroristas de Rusia en Siria, iniciadas un mes antes en coordinación con el Gobierno sirio.

Mientras la Inteligencia estadounidense apostó desde el principio por la tesis terrorista —aunque apuntando a un explosivo de “tipo militar”—, las autoridades rusas no confirmaron privilegiar esa pista hasta la semana pasada.

El siniestro —el más grave de la historia de la aviación rusa— acabó con la vida de los 217 pasajeros y siete tripulantes que viajaban a bordo del Airbus 321 de la compañía Kogalymavia que volaba de Sharm al-Sheij (noreste de Egipto) a San Petersburgo, cuando bordeaba la frontera con la ocupada Palestina.

HispanTV