El portal periodístico Animal Político ha publicado una serie de reportajes relacionados con testimonios de ciudadanos mexicanos que día a día viven acostumbrados a la presencia del crimen organizado en sus comunidades.
“Aprender a vivir con el narco”, es el nombre del trabajo que ha presentado historias de pueblos de Veracruz y Tamaulipas, sumándose en esta ocasión el estado de Chihuahua con el pueblo mágico Creel, en donde hace pocas semanas se generó un enfrentamiento entre bandas delictivas contrarias.
El primer registro sangriento que más ha llamado la atención a nivel nacional sucedió en agosto del 2008: la masacre de Creel. Ese mes grupos del narcotráfico entraron a una reunión y masacraron a 12 jóvenes, así como a un bebe de un año y medio.
En este reportaje, una menor de 13 años es entrevistada por el reportero del portal nacional, con presencia de su madre que en ocasiones se sorprende de las respuestas que da la adolescente.
El portal denuncia que el crimen organizado detecta a menores indígenas y son reclutados para que ayudan en los trabajos de sembradíos , los cuales presuntamente se ubican a 25 kilómetros de Creel.
“—Mmmmm… pues van a buscar a los shavalos para llevárselos —responde sin la más mínima expresión de extrañeza asomando por su cara. —Me imagino que los sicarios los han de querer para que ellos les vendan la mariguana”, responde la menor a una pregunta del periodista.
“Mire, sí ha estado mucho muy feo por aquí —murmura hierático, con ambas manos toscas estrujando el volante del coche que maneja por las calles de Creel—. Y por lo mismo de los enfrentamientos, se les ha ido terminando la gente. Por eso ahora andan viendo en las escuelas a los niños de 13 o 14 años, para ver si ya pueden trabajar para ellos”, responde Luis, un hombre de 52 años que vive en la comunidad.
“Lo de los chavos en las escuelas sí es una situación grave, pero también en muchas ocasiones es algo voluntario —puntualiza—. No los raptan. Los sicarios primero checan a los niños y luego hablan con los papás, que son gente indígena, y les ofrecen el trabajo y el apoyo. Y estas personas, como tienen muchas carencias, lo aceptan como algo normal”, agrega.
Además de esto, se destacan las normas que plantearon los miembros del crimen organizado para evitar tragedias donde se involucren a civiles, tal es el caso de la solicitud que hacen a los maestros para que lleven en el cristal del carro una calcomanía de su sindicato, a fin de que estos sean identificados.
“No viajar de noche, sobre todo a San Juanito”, localidad vecina ubicada a 30 kilómetros de Creel, donde el cártel rival monta retenes al ocaso de la tarde. Tampoco ir a las numerosas comunidades que salpican la zona de Guachochi, “que es donde más caliente está ahora todo el tema”.
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http://www.animalpolitico.com/vivirconelnarco/creel-chihuahua-escuelas-comercios-calles-donde-el-narco-pone-reglas.html