Las últimas declaraciones islamofóbicas de Donald Trump han suscitado en EE.UU. el recuerdo de los episodios de represión masiva y de fascismo del país norteamericano, publicó HispanTV.
“La propuesta de Trump satisface los peores instintos de los prejuicios étnicos y religiosos, los que marcaron los peores capítulos de la historia de Estados Unidos, incluido el internamiento de los japoneses (durante la Segunda Guerra Mundial)”, señala un comunicado publicado el lunes por la directora ejecutiva interina de Amnistía Internacional, Margaret Huang.
En una nueva demostración de hostilidad a categorías enteras de la población estadounidense, el candidato republicano Donald Trump había abogado el mismo día por prohibir por completo la entrada de musulmanes a EE.UU. “hasta que los legisladores de nuestro país comprendan lo que está sucediendo”.
El comunicado de la asociación transnacional con sede en el Reino Unido reclama que “la intolerancia no se oculte tras la máscara de las medidas antiterrorismo”. “El reciente arrebato de retórica antimusulmana y antirrefugiados entre los candidatos no tiene nada que ver con proveer de seguridad a los estadounidenses, sino que trata de ganar apoyos asustando al pueblo”, estima Huang.
Las protestas por la declaración de Trump han sido especialmente intensas por parte de distintas asociaciones musulmanas. “Ahora estamos entrando en el auténtico terreno del fascismo”, ha lamentado el director del Consejo de Relaciones Islámico-Estadounidenses (CAIR, en inglés), Ibrahim Hooper.
El director ejecutivo de la misma asociación, Nihad Awad, ha estimado que “Donald Trump suena más como el cabecilla de una turba de linchadores que a una gran nación como la nuestra”, y ha advertido de que sus palabras constituyen “un gran servicio a (la banda terrorista) EIIL” (Daesh, en árabe).
El grupo takfirí se atribuyó el sábado la matanza perpetrada la semana pasada en San Bernardino (California, en el oeste de EE.UU.) llamando a los asesinos “soldados del califato” que dice haber establecido en territorios de Siria e Irak.
Por parte del Gobierno estadounidense, el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Benjamin Rhodes, ha calificado la propuesta de Trump como “totalmente contraria a nuestros valores”, así como a “nuestra seguridad”, al reforzar la opinión de que EE.UU. está en guerra con los musulmanes.
“Todos los que visitan nuestro país deben registrarse y estar controlados durante su estancia, pero no podemos ni debemos seleccionar en base a una religión” ha declarado a su vez Benjamin Carson, competidor por el apoyo del Partido Republicano en la carrera por la Presidencia y segundo en las encuestas de opinión entre los republicanos, casi 20 puntos por detrás de Trump.
Otro candidato, John ‘Jeb’ Bush —quien partía como favorito por representar a su partido pero a quien los sondeos sitúan en la actualidad en quinto lugar—, ha tachado al magnate inmobiliario de “trastornado” y ha desdeñado su propuesta por “no seria”.
Trump, multimillonario presente en las pantallas televisivas estadounidenses durante décadas, se ha colocado a la cabeza de los republicanos en todos los sondeos de opinión con una estrategia de declaraciones desvergonzadamente ofensivas contra las minorías, en un país marcado por crecientes problemas económicos y tensiones sociales.
Tras insultar a los mexicanos al principio de su campaña en junio, Trump ha desplazado desde el mes de noviembre el blanco de sus ataques hacia los musulmanes, defendiendo la creación de un registro específico obligatorio y la vigilancia y cierre selectivo de las mezquitas estadounidenses.