Los avances tecnológicos y el proceso de globalización también han impactado a la industria editorial, pues se modificó la forma tradicional para la edición de publicaciones y en el área unas profesiones han desplazado a otras, aseguró Graciela Reynoso Rivas, integrante de la Unidad de Economía del Trabajo y la Tecnología del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
Al hablar sobre su proyecto Innovación en la industria editorial mexicana, la también editora de la instancia universitaria indicó que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han acelerado el proceso: escritura, captura, corrección, composición tipográfica, diseño, formación e impresión.
Hoy, agregó, desde que los autores redactan sus textos ya los capturan en las computadoras; mediante distintos programas el diseñador crea las portadas e interiores de los libros, y las pequeñas editoriales, con la impresión digital, realizan ese paso por demanda.
La universitaria decidió abordar este tema a partir de su incorporación a un proyecto del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT) sobre la industria manufacturera. “Ahí me di cuenta que no hay mucha investigación sobre la industria editorial”, dijo.
Esto es importante si se toma en cuenta que la participación en el PIB de la industria cultural, de la cual la editorial forma parte, puede ser incluso mayor que otras, como la textil. “A veces se piensa en aquélla de una manera romántica, con aspectos como el surgimiento, la historia y el valor simbólico que tienen los productos, o bien, porque representa la manera de pensar de una sociedad, pues los libros sirven para preservar y transmitir conocimiento a través del tiempo y del espacio”.
Sin embargo, con la introducción de las nuevas tecnologías y su incursión en la era global, se ha visto transformada de manera importante.
“Por ello pensé que era necesario estudiar este ámbito, para saber qué pasa en México, y encontré que a los editores les costó trabajo el cambio; fue hasta 2012 que la CANIEM (Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana) incluyó el libro electrónico en sus estadísticas. Sin duda, eso nos habla de una resistencia debido, principalmente, a que al principio consideraron Internet como una competencia y no como herramienta”, sostuvo.
También, la universitaria encontró que existen pequeñas y medianas empresas que, aunque tardaron en incorporar las nuevas tecnologías, ahora han optado por la impresión por demanda, lo que les permite optimizar sus recursos al imprimir tirajes pequeños a menores costos y con buena calidad.
Este sistema ha sido benéfico en ámbitos académicos, donde se procesan libros especializados con una demanda pequeña.
Si bien es cierto que el uso de las nuevas herramientas tecnológicas ha ocasionado que en este sector unas profesiones desplacen a otras, de igual manera ha dado paso a la incursión de otros expertos. Por ejemplo, los linotipistas han desaparecido, los negativeros tienden a hacerlo, y ahora hay técnicos e ingenieros especializados en el manejo de máquinas de impresión digital.
Ahora, el uso de programas de edición agiliza el trabajo, en particular el del diseñador gráfico, quien dispone de mejores herramientas para elaborar portadas e interiores, resaltó.
Reynoso Rivas dijo que si bien el libro electrónico no desplazará al de papel, la incorporación de nuevas tecnologías es inevitable, y ambos soportes continuarán compartiendo el mercado.
Otro fenómeno es el proceso de concentración de empresas, mediante fusiones y adquisiciones, en el cual las pequeñas casas editoras son absorbidas por las grandes y quedan sólo en calidad de sellos editoriales.
De igual manera, la globalización de la producción afecta y fragmenta, pues los procesos pueden llevarse a cabo en diferentes lugares, incluso en distintos países, concluyó.