La muerte tiene nuevo rostro

México, al igual que el mundo entero, ha sufrido una transición epidemiológica. Hace cuatro décadas las enfermedades más comunes y que ocasionaban el mayor número de muertes eran las infecciones; hoy, en cambio, los padecimientos crónico-degenerativos como la diabetes, la hipertensión arterial y el cáncer son los que más muertes causan en el país.

Sin embargo, dichas enfermedades tienen diferente prevalencia en el territorio nacional: mientras la diabetes se acentúa entre los habitantes del Estado de México, y Coahuila, los decesos por fallas en el corazón son más altos en la Ciudad de México y las muertes por cáncer de hígado se disparan en Veracruz.

El Atlas de la Salud en México, elaborado por especialistas del Instituto de Geografía y la Facultad de Medicina de la UNAM, revela que la Ciudad de México y el Estado de México son las dos entidades federativas que concentran el número de decesos más alto de entre las diez principales enfermedades a nivel mundial.

Sin embargo, la tasa de mortalidad de esos diez padecimientos también es alta en ciertas regiones de otros estados. Por ejemplo, en el noreste de Coahuila, el norte de Nuevo León, una parte del norte de Chihuahua, el noreste de Sonora, noreste de Durango y norponiente de Zacatecas mueren por diabetes alrededor de 150 personas por cada 100 mil habitantes.

En contraste, la tasa de mortalidad de diabetes es muy baja en el sureste del país como Yucatán, Quintana Roo, Campeche, el sur de Michoacán, el oriente de Guerrero y el norte de Chiapas, donde mueren alrededor de 30 personas por cada 100 mil habitantes.

Lo curioso, señala la investigación médica, es que si bien Baja California y Baja California Sur están en el norte del país, estos dos estados contrastan con el resto de la región en la prevalencia de diabetes, pues en promedio sólo mueren de 30 a 50 personas por cada 100 mil habitantes; es decir, la tercera parte de las que fallecen en los estados norteños con la tasa más alta.

El corazón del país

En el caso de las enfermedades del corazón, la Ciudad de México concentra el número más alto de decesos, pero el territorio nacional presenta una tasa media de mortalidad, es decir, que fallecen entre 40 y 125 personas por cada 100 mil habitantes.

Lo anterior significa, que las muertes por enfermedades del corazón tienen un estándar nacional, aunque la Ciudad de México registra un promedio de casi ocho mil muertes al año y hay picos de tasas altas en el suroeste de Chihuahua y parte del norte y este de Durango.

Dichas regiones de Durango contrastan drásticamente con el sur de este mismo estado, donde hay una muy baja tasa de mortalidad por enfermedades del corazón, lo cual también se percibe en toda la costa de Guerrero y en la Península de Yucatán.

De acuerdo con el Atlas de la Salud en México, la prevalencia de las enfermedades hipertensivas es generalizada en el territorio nacional, aunque el mayor número de decesos se registra en el Estado de México, la Ciudad de México y Veracruz.

Sin embargo, el mapa elaborado por los expertos de la UNAM revela que la tasa de mortalidad por hipertensión está muy por debajo de las ocurridas por diabetes y enfermedades del corazón, ya que los estados o regiones con el índice más elevado no llega ni a una tasa muy alta, sino que mantiene un nivel medio que equivale a un promedio de entre 25 y 63 muertes al año por cada 100 mil habitantes.

En el caso de estos males hipertensivos, la prevalencia más alta se encuentra en Durango, Zacatecas y San Luis Potosí, lo cual contrasta con la Península de Yucatán, Chiapas, el norte de Baja California Sur y la costa del Pacífico mexicano, donde la prevalencia es la más baja en todo el territorio nacional.

Con baja mortalidad

De acuerdo con el estudio académico, las enfermedades cerebrovasculares por regiones muestra que el oriente de Chiapas, la costa de Michoacán, el sur de Baja California Sur y el norte de Quintana Roo son las zonas con la más baja tasa de mortalidad que el resto del territorio nacional, pues sólo se presentan entre seis y siete muertes por cada 100 mil habitantes, de modo que la presión arterial en esa zona chiapaneca tiene una muy baja prevalencia.

Por el contrario, las zonas altas de Oaxaca tienen la mayor presencia de estos males cerebrovasculares con una tasa de mortalidad que varía de 316 a 794 personas por cada 100 mil habitantes.

De acuerdo con la clasificación geográfica, el cáncer de estómago, a diferencia de los padecimientos del corazón e hipertensivos en los que hay una media nacional más generalizada, tiene contrastes más marcados por regiones.

De hecho, la zona centro de Sonora, el este de Coahuila, el poniente de Nuevo León y Yucatán son las regiones con la mayor tasa de mortalidad de todo el territorio nacional en cáncer de estómago.

En este caso, resalta que Yucatán siendo de los estados con las tasas más bajas en enfermedades hipertensivas, del corazón y diabetes; en el cáncer de estómago tiene picos más altos que el resto del país.

En cambio, Quintana Roo, el norte de Baja California Sur, Baja California y el noreste de Chiapas son las regiones con la tasa más baja del país, ya que sólo fallecen de tres a cinco personas de cáncer de estómago por cada 100 mil habitantes.

El cáncer menos mortal

La clasificación de las muertes elaborada en la investigación indica que el cáncer de hígado no llega ni a 70 muertes por cada 100 mil habitantes en todas las regiones del país, lo cual significa que no es uno de los padecimientos más fuertes en México.

Sin embargo, Veracruz es el estado con el número más alto de fallecimientos, mientras que el norte del país no reporta defunciones, de modo que su prevalencia en esta región es casi nula.

Pero mientras el cáncer de hígado no es una enfermedad grave en México, sí lo son la cirrosis y los males crónicos del hígado. El centro del país y Jalisco tienen la mayor prevalencia, pues mueren 100 personas por cada 100 mil habitantes.

Dicha tasa contrasta con el resto del país, donde las muertes no llegan ni a 15 por cada 100 mil habitantes.

Tras elaborar este Atlas de la Salud, los especialistas de la institución concluyeron que la incorporación de la geografía al estudio de los padecimientos permite conocer cuáles son los patrones espaciales de ocurrencia y cuáles son las regiones en las que se tiene la prevalencia de una u otra enfermedad.

Pero además, permite detectar los elementos del medio que pueden afectar una población o considerar las condiciones socioeconómicas en que éstas se desarrollan, por lo que esta investigación es un paso inicial para establecer campañas de salud pública.

REALIZAN DIEZ AMPUTACIONES AL AÑO POR CHOQUES
Especialistas del Hospital General de México advirtieron el incremento de pacientes a quienes les tienen que realizar alguna amputación por lesiones causadas en accidentes viales.

“Al año, aproximadamente, estamos realizando unas diez amputaciones, debido al trauma. La más frecuente es la extremidad pélvica en motociclistas sobre todo”, detalló María del Carmen García Ruiz, médico del Servicio de Ortopedia del hospital.

Precisó que la mayoría de los pacientes amputados a causa de accidentes son hombres en plena edad productiva; es decir, entre los 20 y 30 años.

La epidemiología del trauma es algo muy serio y grave en el país, dijo en su oportunidad Anastasio López Valero, jefe del Servicio de Ortopedia del hospital.

“Es la primera causa de muerte en personas económicamente activas de los 15 a 50 años, mientras que muchos de los pacientes que se salvan quedan con una secuela de discapacidad de diferente grado, que muchos lo superan, pero esto es una tragedia desde el punto de vista social y económico”, expuso.

Caso de éxito

Hace un año y dos meses, luego de un accidente en moto a Norberto le amputaron la pierna izquierda y estuvo también a punto de perder un brazo porque su codo estaba literalmente desecho.

Hoy, tras la intervención de especialistas del Hospital General de México, quienes expusieron su caso, el joven de 27 años participa en competencias de natación, basquetbol y lanzamiento de bala; tiene ya seis medallas.

“Gracias a Dios y a la doctora no perdí mi brazo. Desde un principio me habían dicho que tal vez ni lo iba a mover y lo muevo al cien, tengo la pierna amputada, pero para mí ya no hay problema, siento que Dios me quitó una pierna, pero me puso unos ángeles y me puso una alas para seguir adelante”, narró.

Papá soltero de dos hijos, Norberto se gana la vida manejando un taxi y ahora tiene la aspiración de participar en una olimpiada.

“Agarré el deporte como rehabilitación porque tenía muchos dolores fantasma (en la pierna amputada) y también me sirvió para el brazo”, explicó Norberto quien ya puede cargar hasta 50 kilos con su extremidad, gracias a la reconstrucción del codo que le realizaron los médicos.

Ahora todos los días, el joven originario del estado de Morelos, accidentado en diciembre de 2014 luego de que un camión impactó la moto que conducía, dedica dos horas a la natación y otras dos al gimnasio.

“Tengo que luchar por lo que yo quiero, todos me dicen ‘te va a costar trabajo’, sí me va a costar trabajo, pero no digo no puedo, al contario me fijo metas. Cuáles son mis metas, principalmente llegar a unas competencias nacionales y por qué no a unas internacionales”, contó.

Fuente: Excélsior